La estrategia para combatir la inflación a la que convocó López Obrador a sus colegas de Cuba, Argentina, Brasil y Colombia, bien podrÃa llamarse ‘el plan de los conversos’.
Toda la vida aferrados a dogmas socialistas y de pronto
descubrieron que el bueno no era Carlos Marx sino Adam Smith.
Lástima que haya sido demasiado tarde.
La estrategia para combatir la inflación a la que convocó
el presidente López Obrador a sus colegas de Cuba, Argentina, Brasil y
Colombia, bien podría llamarse “el plan de los conversos”.
El plan de AMLO, expuesto a sus colegas el pasado jueves
2 de marzo, consiste en “fomentar intercambios comerciales y eliminar los
aranceles para combatir la carestía y disminuir los precios de bienes
esenciales” como los alimentos (El País 2-3-23).
Haberlo dicho antes.
Estos personajes, hoy presidentes, combatieron el libre
comercio durante casi toda su carrera, promovieron el autoconsumo para
“proteger a los campesinos” y a “la industria”, entre otros dogmas
antieconómicos.
Fronteras cerradas a los productos extranjeros hicieron
florecer el contrabando, la ineficiencia, la escasez y la carestía.
A eso le llamaban ser revolucionarios.
Trataron de vendepatrias a los gobiernos de la región que
comenzaron a abrir las fronteras al comercio.
En México hubo alarma cuando el presidente De la Madrid
planteó el ingreso del país al GATT.
La paranoia llegó a las movilizaciones callejeras cuando
el presidente Salinas abrió las negociaciones con Estados Unidos y Canadá para
crear una amplia zona de libre comercio bajo el tratado conocido como NAFTA o
TLCAN.
Eso era vender a la patria. Entregarnos a Estados Unidos,
sacrificar la industria nacional en beneficio del imperio. México sería una
colonia del país de las barras y las estrellas.
Su lucha, en México, era llegar al poder para rescatar la
soberanía.
El camino correcto era el de Cuba: Estado propietario que
producía comida para todos (sin decir que era subsidiada por Rusia).
O en todo caso, el que había trazado el general Juan
Domingo Perón: “Cada argentino debe producir, al menos, lo que consume”.
Ya en el poder, esos presidentes han sido un rotundo
fracaso. Hoy Argentina, con gobierno peronista, tiene 102 por ciento de
inflación anual.
Cuba, 125 por ciento de inflación, si es que damos por
válidas las estadísticas de ese país.
En México estamos en el borde del 10 por ciento anual de
inflación, y ésta no se ha disparado gracias a otra medida que en su momento
(abril de 1994) tomó un gobierno al que satanizan de “neoliberal”: la autonomía
del Banco de México.
Ha sido el Banco de México el que, en ejercicio de su
autonomía, ha ajustado tasas de interés, no imprime billetes para crear
bonanzas artificiales y, muy importante, no ha cedido a la pretensión del
gobierno de entregarle los remanentes y reservas para gastos estrafalarios como
el Tren Maya.
Después de haber combatido el libre comercio, AMLO
propone al cubano y al argentino que sería buena idea bajar aranceles o de
plano quitarlos, para comerciar.
Desde su tumba, uno de los padres del liberalismo económico,
Adam Smith, debe observar con una sonrisa irónica esta conversión de los
estatistas radicales.
En La riqueza de las naciones, Adam Smith plantea algo
así como que cada país se aboque a producir aquello que le resulte más
accesible y menos costoso para así comerciar con el exterior y todos salgan
beneficiados.
Su libro lo escribió en el siglo 18, antes incluso de la
Revolución francesa, y nuestros presidentes le comienzan a dar la razón apenas
ahora, ya avanzado el siglo 21.
Tal vez cuando AMLO y Díaz-Canel cumplan 120 años de edad
conversen, aquí o en el más allá, y sugieran abrir el sector energético a la
iniciativa privada para aliviar la bancarrota de sus respectivos países.
Pero no seamos tan optimistas con este plan.
Va a pasar lo mismo que con la vacuna Patria en México.
Y lo que ocurrió con la vacuna contra el Covid que iban a
coproducir México y Argentina para vacunar a toda América Latina.
Es decir, nada.
Contra la ineptitud no hay defensa. Están negados para
gobernar. Lo suyo es destruir.
https://www.elfinanciero.com.mx/opinion/pablo-hiriart/2023/03/17/el-plan-de-amlo-fernandez-y-diaz-canel/