"Hay dos clases de opositores: los que quieren desarrollar un programa, y los que no", explica Serguei Mitrojin, vicepresidente del partido liberal Yabloko, en conversación con La Vanguardia. El objetivo, dice, no puede ser sólo que los que mandan se vayan. "Hay que tener en cuenta qué sucederá después, y desarrollar la democracia y la justicia social".

Yabloko intenta diferenciarse de la coalición opositora Otra Rusia, organizadora de las protestas más numerosas y violentas contra el poder de los últimos años. "No somos pocos. ¡Fijaos!", arengaba en una de las manifestaciones en Moscú Irina Jakamada, candidata a la presidencia en el 2004, señalando a un helicóptero que sobrevolaba sus cabezas. "¡Nos vigilan porque nos tienen miedo! No somos pocos". Esa misma idea se la planteó un periodista a Putin el viernes pasado en la cumbre Rusia-UE de Samara.

Putin calificó a los manifestantes de "grupúsculo" y dijo que "no hay nada que temer". Pocos se explican entonces las impresionantes medidas de seguridad que se aplican durante las manifestaciones de Otra Rusia, como el viernes en la manifestación de Samara, o la retención de Kasparov en el aeropuerto de Moscú con la excusa de que sus billetes de avión podían ser falsos.

Con las protestas en la calle, este amplio paraguas de partidos que acoge a liberales prooccidentales, republicanos, bolcheviques con tintes nacionalistas, comunistas a la vieja usanza y organizaciones humanitarias se pronuncia contra la violación de los derechos humanos y la pérdida de valores democráticos en la Rusia de Putin. "Si nos dejaran participaríamos en las elecciones, pero el poder pone trabas al registro de nuevos partidos", se queja Denis Bilunov, director general del Foro Cívico Unido, movimiento fundado por el ex campeón del mundo de ajedrez Gari Kasparov, impulsor y líder destacado de Otra Rusia.

La principal fuerza opositora en Rusia sigue siendo el Partido Comunista. Heredero del partido único de la URSS, mantiene el apoyo de los nostálgicos. Si su líder, Guennadi Ziuganov, hubiera ganado las presidenciales de 1996 seguramente la realidad rusa sería muy distinta. Ahora no llegan al 15% de la Duma.

Otra Rusia ha intentado varias veces integrar en la coalición a Yabloko y a los comunistas. Sin éxito.

En las conversaciones que mantienen los liberales de Yabloko y la Unión de Fuerzas de Derechas (SPS), la concepción de la economía es el principal obstáculo para que Yabloko una sus fuerzas a las de Kasparov. "El SPS sigue apostando por el mantenimiento de este sistema - asegura Mitrojin, en un argumento compartido por los comunistas-. Es imposible unir oligarcas y democracia".

Para muchos el SPS sigue ligado a las salvajes privatizaciones de los años noventa, cuando formó parte de los gobiernos de Yeltsin. La presencia de partidos de izquierda radical en la coalición también los frena.

Desde Otra Rusia, los acusan de haber tenido contactos con el poder y los comparan con otras formaciones que, formalmente en la oposición, se alinean siempre con el Kremlin, el Partido Liberal Demócrata de Vladimir Zhirinovsky, el nacionalista Rodina o el recién creado Rusia Justa.

Todos parecen condenados a seguir con sus diferencias en la oposición. El partido del poder, Rusia Unida, es favorito para ganar las elecciones a la Duma en diciembre. En cuanto a las elecciones presidenciales de marzo del 2008, cuando Putin dejará el poder, una encuesta del prestigioso Centro Levada señalaba ayer que el 34% de los rusos prefiere como nuevo presidente a Dimitry Medvedev, uno de los delfines de Putin y actual primer viceprimer ministro. Segundo, con el 31%, sería Serguei Ivanov, ex ministro de Defensa, también uno de los hombres de confianza del actual presidente, procedente como él de San Petersburgo.

SAN PETERSBURGO: Evitan un ataque contra la alcaldesa

El Servicio de Seguridad Federal y el Ministerio del Interior ruso anunciaron ayer que el día 16 evitaron un intento de asesinato de la alcaldesa de San Petersburgo, Valentina Matvenko, y detuvieron a dos sospechosos, a los que decomisaron dos granadas de mano y más de 500 gramos de explosivo plástico.