La explosión del kamikaze cuyo vehículo portaba 60 kilos de dinamita provoca siete muertos.La valentía de tres policías que bloquearon al último suicida del Cáucaso disminuyó ayer la dimensión de la tragedia en Majachkalá, capital de la república rusa de Daguestán. Un vehículo cargado de explosivos intentó empotrarse contra un cuartel de la policía a las afueras de la ciudad. Entonces un jeep se interpuso en su camino antes de que el coche hiciese explosión. Al menos siete policías resultaron muertos y 19 tuvieron que recibir atención médica.
El jefe de la Policía de Majachkalá, el coronel Shamil Guseinov, explicó que se había recibido información sobre un posible ataque contra la comisaría. La zona estaba alerta, con 150 hombres apostados detrás del puesto de control. Todos los fallecidos se encontraban en el momento de la explosión en la puerta de acceso, incluidos los tres que detuvieron el avance del coche suicida. Según testigos del atentado, un Niva todoterreno de diseño soviético, con 60 kilos de explosivos, se encontraba parado en el puesto de control cuando se disponía a salir un jeep militar de la marca UAZ, ocupado por tres agentes. Fue entonces cuando el coche del desconocido aceleró en dirección a la base. "Con una arriesgada maniobra, el conductor del UAZ se las arregló para bloquear al Niva", dijo un portavoz policial. "No permitieron el paso del terrorista y al precio de sus vidas evitaron un más víctimas".
La insurgencia islamista del Cáucaso está aumentando en los territorios alrededor de Chechenia, especialmente en las repúblicas de Daguestán e Ingushetia. En esta última se produjo un atentado similar el pasado mes de agosto, cuando un kamikaze se lanzó contra un puesto de policía y provocó la muerte de 25 personas en la ciudad de Nazran.
El presidente de Rusia, Dimitri Medvedev, ordenó ayer al Ministerio del Interior y al Servicio Federal de Seguridad (FSB, heredero del KGB soviético) aumentar las medidas de seguridad y los controles en el Cáucaso ruso, según explicó su portavoz, Tatiana Timakova. Tras el ataque de agosto pasado en Nazran, el Kremlin destituyó a la cúpula de la policía local por no haber adoptado medidas