La empresa nacional del petróleo se está especializando en la importación de combustibles, mientras que sigue estancada la producción interna debido a la escasez de inversiones.

YPFB no ha mejorado su capacidad de producción en los dos años y tres meses que lleva este gobierno. Lo que ha ocurrido con el gas natural es que la producción cayó de 42 millones a 40 millones de metros cúbicos diarios y no hay esperanzas de que esta tendencia se revierta a mediano plazo.

La insuficiente producción de gas en el país ha alentado a las naciones vecinas a buscar soluciones alternativas, comenzando por los descubrimientos en sus propios territorios. Gracias a ese impulso, Brasil se ha convertido en una potencia petrolera mundial, pues ha descubierto enormes yacimientos en su plataforma marítima, al grado de ubicarse en el tercer lugar del mundo en reservas. Y Argentina ha modificado sus leyes a fin de alentar la llegada de nuevos capitales petroleros, porque sabe que de Bolivia no debe esperar mucho, ni siquiera el cumplimiento del contrato vigente.

Dicen los expertos que si YPFB hubiera incentivado la producción de gas para cumplir con los compromisos de exportación y atender toda la demanda interna, en este momento no tendría que importar diesel oil ni GLP. La pérdida por esa falta es doble, ya que a la inexistencia de la producción suficiente para exportar se suma el hecho de que el país debe importar combustibles.

Una de las razones para esta crisis podría ser que el actual Gobierno modificó el régimen tributario para las empresas petroleras, en un proceso que llamó nacionalización. Y otra podría ser que, en lo que va de la gestión gubernamental, son cinco los presidentes de YPFB, todos interinos, designados por el presidente Evo Morales, y sin experiencia suficiente.

Todavía no hay contratos específicos para nuevas inversiones en el campo petrolero, pero si los hubiera tendrían que ser aprobados por el Congreso Nacional. Esta exigencia, planteada de manera terminante por el partido de gobierno, se ha convertido en otro obstáculo que impide las inversiones.

Una traba más es el hecho de que el proyecto de Constitución Política del Estado elaborado por el MAS y sus aliados establece que todos los contratos existentes sean modificados. Eso les espera incluso a los contratos que fueron redactados durante un año por el mismo Ejecutivo, antes de ser firmados por las empresas y las autoridades de YPFB, además de tener que pasar el visto bueno del Parlamento.

Pero, el obstáculo mayor que frena la llegada de las inversiones petroleras es el clima de tensión política permanente que vive el país. Resulta muy difícil imaginar a un empresario que decida invertir sus recursos económicos en un país donde la tensión y el desencuentro político se han vuelto, como en Bolivia, una cuestión de todos los días.