Por esta razón, Bolivia podría quedar, para el resto del mundo, como un país donde se dan fenómenos políticos interesantes y singulares, pero nada confiables para quienes se propusieran invertir capital en él.

Lo que está faltando no es plantear políticas beneficiosas para las empresas extranjeras, ni concesiones ilimitadas para ellas, sino reglas claras. Pero con el compromiso de que esas reglas van a mantenerse por un tiempo determinado y respetarse mientras duren. Eso es todo lo que esperan las empresas y lo que podría poner fin a la situación actual de deterioro de la imagen del país para los inversionistas.

En esto tienen mucho que ver las empresas dedicadas a la calificación de riesgo-país. Las últimas noticias que produjo Bolivia sobre el tema petrolero han logrado que la calificación de riesgo-país caiga todavía más.

Se trata de calificaciones que son referentes obligados para quienes se proponen hacer inversiones. Si un país figura, como en el caso de Bolivia, en la calificación de “muy alto riesgo”, será difícil que inversionista alguno se proponga radicar acá sus operaciones y su capital.

Bolivia necesita de las inversiones extranjeras debido a que su ahorro interno es insuficiente para poner en marcha todas las potencialidades económicas del territorio. Si Bolivia ha de exportar energía eléctrica, como anuncia el ministro del ramo, será preciso realizar inversiones por encima de los 1.000 millones de dólares. Y si se pretende hacer todo lo necesario para que las empresas interesadas en el Mutún instalen también una planta siderúrgica, a fin de que no se exporten minerales en bruto, la inversión será incluso mayor.

Y si una empresa decide hacer esa inversión recibirá informes de sus asesores en sentido de que Bolivia es un país que no cumple con sus compromisos. En el exterior no importa si las leyes anteriores las hizo un Gobierno anterior; sólo interesa saber si el país los cumple.

Si Bolivia incumple compromisos con los inversionistas extranjeros corre el serio riesgo del desprestigio mundial y de juicios.