Cuatro empresas de envergadura mantienen interés en el yacimiento, incluso después de que el Gobierno introdujo reformas a la convocatoria, a fin de que se incluya una planta siderúrgica.

La adjudicación se realizará en mayo próximo y se da por descontado que las inversiones se realizarán de inmediato, dada la demanda tan grande y creciente que existe en el mundo para el hierro y el acero.

Por lo tanto, el país necesita resolver, esta vez con mayor urgencia que antes, la instalación de Puerto Busch, que dará al país un acceso directo e integral a la hidrovía Paraguay-Paraná.

Para esta obra, los plazos se alargaron mucho, por una serie de razones. Esta vez es más importante, porque la siderúrgica podría quedar, si no se instala el puerto, como prisionera de las condiciones actuales, que obligan a la carga a atravesar territorio brasileño para llegar a las aguas internacionales de la hidrovía.

Por lo tanto, si hay una obra de urgencia absoluta en este momento en el país es la construcción de Puerto Busch. No solamente para resolver la salida de los productos de la siderúrgica del Mutún, sino también para toda la producción agrícola de Santa Cruz y de toda Bolivia.

Es más, si avanzan los proyectos para la instalación de una planta gasquímica en Puerto Suárez, habrá surgido un nuevo motivo que justifica la construcción de aquel puerto.

El momento coincide con iniciativas que han surgido en la región, en el comité intergubernamental de la hidrovía, para dar a este acceso al Atlántico una base segura, que comprenda la superación de los detalles que por el momento la mantienen como una hidrovía solamente virtual.

El Gobierno Nacional tiene, por lo tanto, la oportunidad de hacer varias cosas en esta materia, comenzando por impulsar la adjudicación del Mutún, la construcción de Puerto Busch y la negociación con los países vecinos para que la hidrovía sea un verdadero acceso al mar para Bolivia.

Los organismos internacionales podrían ayudar a cubrir el financiamiento que requiere.