El aumento de esos desplazamientos tiene que ver con los mayores compromisos internacionales de México (encuentros con sus vecinos del norte, EEUU y Canadá, en 2006 y 2009, cumbre del G-20 en 2012) y con la creciente importancia que le da Washington. Las dos cosas obedecen a un mismo hecho: el desarrollo económico y social de México. El ritmo de reformas impuesto por su nuevo presidente, Enrique Peña Nieto, ha atraído la atención internacional sobre el cambio de paso de un país de 110 millones de habitantes.

#HECHOenMEXICO. Desde hace meses, ‘hecho en México’ es el término recurrente en Estados Unidos a la hora de hablar del avance del país vecino. Se prevé que hacia 2018, México se convierta en el primer exportador a EEUU, superando a China. En la actualidad, las mercancías chinas son el 17,9% de las importaciones de EEUU, las de Canadá suponen el 14,4%, y las de México, el 12,3%. 

México estáde moda entre los creadores de opinión estadounidenses. En febrero, Thomas Friedman escribió un entusiasta artículo en el ‘New York Times’ en el que destacaba la vitalidad económica de un país que ha firmado 44 acuerdos de libre comercio, más que ningún otro en el mundo. En marzo, ‘Foreign Affairs’ publicó un ensayo (‘Mexico Makes It’) sobre la pujanza de una economía cada vez diversificada y de una sociedad con una clase media ensanchada. Nadie obvia el grave problema de seguridad derivado de la actividad de los carteles, ni otras claras deficiencias de un país cuyas anomalías han lastrado el desarrollo por mucho tiempo, pero el tono general al hablar hoy de México es de un innegable optimismo.

VENTAJA ECONOMICA, DESVENTAJA GEOPOLITICA.

La vecindad de Estados Unidos constituye la gran ventaja económica de México, pero también conlleva una constricción en términos geopolíticos. Por crecimiento económico y volumen de población, México estaría llamado al liderazgo latinoamericano al norte del istmo de Panamá, como el que intenta ejercer Brasil en el sur. Pero los mexicanos están en la zona de influencia de EEUU. Ambos países pueden beneficiarse de una estrecha relación norte-sur, en el marco de lo que pudiera ser una especie de ‘quasi-supra-estado’. Si se genera confianza suficiente, como máximo EEUU podría en el futuro delegar en México cierta tutela sobre Centroamérica. Pero la compleja presencia en EEUU de millones de personas de origen mexicano, muchas viviendo en territorio que fue de México, hace que ambos países no estén a salvo de una relación tormentosa.