Como era de prever lo que plantea es algo parecido a lo que se hizo en Irak, pero los demócratas ganaron las elecciones denunciando esa misma campaña. Más aún, pidiendo la humillante retirada.

La prensa progresista ha comenzado la caza y captura de McChrystal, porque lo que no se puede aceptar públicamente es que la Casa Blanca no está en condiciones de asumir los sacrificios que la victoria requiere. El entorno del presidente prefiere una retirada a cuatro o cinco años de intensos combates con un contingente tres o cuatro veces superior al actual.

Vamos a ver cómo se utilizan argumentos históricos y estratégicos para justificar el rechazo al documento de estrategia presentado, pero no serán más que razonamientos instrumentales.

No hay detrás de este choque visiones estratégicas sino intereses políticos. Obama ha hecho creer a los ciudadanos norteamericanos que se pueden resolver los grandes retos estratégicos de forma distinta a cómo lo hacían los republicanos y no es verdad. No hay una alternativa al plan McChrystal.

Su análisis de la situación es correcto y su propuesta de acción goza de un respaldo militar sin precedentes en décadas. Las FF.AA. están de acuerdo en cómo hay que actuar, pero la mayoría demócrata no está dispuesta a asumir unos principios que van en contra de su discurso.