El Gobierno de Silvio Berlusconi chocó ayer de nuevo con el frente judicial. El subsecretario de Economía y candidato in péctore del centroderecha a presidir la región sureña de Campania, Nicola Cosentino, está acusado de complicidad con la Camorra y se enfrenta a un procedimiento para despojarle de su inmunidad parlamentaria y detenerle.

Sobre Cosentino recaían sospechas desde hacía muchos años, pero sólo ahora parecen materializarse y pueden llevarle a la cárcel. El escritor Roberto Saviano se mostró sorprendido del "retraso" en perseguir al político, a quien se atribuyen lazos mafiosos casi desde el momento en que inició su carrera, muy joven, hace treinta años, como concejal de su pueblo natal, Casal di Principe. Se da la circunstancia de que Saviano abordó en su libro Gomorra las andanzas del clan local, los casaleses, vinculados a Cosentino y dedicados al negocio ilícito del vertido de basura.

Cosentino ha rechazado con vehemencia las acusaciones, fundadas en las declaraciones de varios camorristas que ahora colaboradores de la justicia. El subsecretario, que anoche seguía en su puesto, habló por teléfono con Berlusconi y este le animó a resistir y seguir adelante. Una actitud muy distinta adoptó el también correligionario Gianfranco Fini, presidente de la Cámara de Diputados. Fini, proclive a desmarcarse para preservar sus posibilidades políticas futuras, dijo que no veía posible, en estas circunstancias, que Cosentino fuese el candidato del Pueblo de la Libertad (PdL) a la presidencia de Campania el próximo marzo.

Según señala el juez instructor, Raffaele Piccirillo, en un auto de 351 páginas, Cosentino había llegado a una colaboración permanente con dos poderosas familias de la Camorra, los Bidognetti y los Schiavone, quienes le daban "un apoyo electoral puntual con ocasión de las elecciones en las que participaba como candidato". Eso sucedió ya en 1990, cuando el político se convirtió en consejero provincial de Caserta, y más tarde, en 1995, al acceder a consejero regional de Campania. La cooperación continuó cuando cuando Cosentino fue elegido diputado por Forza Italia, el primer partido fundado por Berlusconi. Según el juez, el ahora subsecretario de Economía habría "garantizado" la relación permanente entre las empresas mafiosas y las administraciones públicas, velando siempre para que los negocios de las primeras prosperasen.

Uno de los principales abogados de Berlusconi, Niccolò Ghedini, defendió a Cosentino y dijo que este siempre había desarrollado "con pasión y honestidad la actividad política". Ghedini vio claras razones políticas en el momento escogido para formular las acusaciones, destinadas, según él a "desacreditar" a Cosentino y hacer imposible su candidatura en Campania.

El caso Cosentino se añade, por vía colateral, a los problemas judiciales del propio Berlusconi. El primer ministro se reunió precisamente ayer con Fini para pactar una reforma judicial que abrevie los procesos. Fini accedió, pero insistió en que no aceptaría una ley que aceleraría la prescripción de ciertos delitos, objetivo indisimulado de Berlusconi para zafarse el acoso de los jueces.