No les resulta sencillo: cuando logran abroquelarse contra el gobierno (lo hicieron al cerrar filas a propósito del blanqueo de dólares y de los rumores sobre los avances contra la prensa crítica) deben sortear sus propias inconsistencias y contradicciones internas.

Hay una meta máxima para diciembre del 2015 y una estación inevitable dentro de unos meses que debería echar luz sobre la composición parlamentaria en el tramo final de Cristina Fernández y el surgimiento de algún líder que aglutine una fuerza que signifique un cambio, ora en la continuidad, ora en la discontinuidad.

"Ir por todo es un poco mucho. No nos satisface. Siempre vamos por más, pero no por todo, porque practicamos el diálogo en un marco de pluralismo", sentó baza Gustavo Marangoni, referente del gobernador Daniel Scioli, al presentar un libro en el que trata de explicar los entuertos domésticos a partir de películas taquilleras –"El Padrino", una de ellas– y de personajes como "El Príncipe", de Maquiavelo.

En ese intento lúdico por desdramatizar las relaciones de poder y terminar con la antinomia amigo-enemigo, Marangoni estuvo secundado por el exministro de Economía, Martín Lousteau, quien tuvo mucho que ver con en la apertura de la pelea con el campo, por las retenciones móviles, en el 2008, y hoy, lejos de la telaraña K, se ofrece como factor de consenso.

Justamente Lousteau, al que por estas horas tienta Gabriela Michetti para que lo secunde en la lucha porteña por las candidaturas a senador (tras el frustrado minué con Roberto Lavagna), manifestó su predisposición a ser prenda de unidad para no desembocar "en el conflicto perpetuo".

Lousteau no dio indicios de estar negociando con Mauricio Macri, del PRO, y se cuidó en aclarar que su cercanía con Marangoni no implicaba una "rosca" para ponerse a las órdenes de Scioli, quien con su sello distintivo, sigue apostando a ser el "sucesor natural" de Cristina, sin sacar los pies del plato.

Dentro del kirchnerismo, tanto Scioli como el intendente de Tigre, Sergio Massa –referentes taquilleros en las encuestas– parecen haber optado por no hacer olas ni provocar ningún tsunami, dada la dependencia financiera del tesoro nacional.

El vacío que aparentemente dejaron ambos fue aprovechado por Macri, quien haciendo eje en los actos de "hostigamientos" a periodistas y empresas que fabrican papel para diarios, firmó un DNU "en defensa de la libertad de expresión". El mismo deberá ser ratificado en 30 días por la Legislatura de la ciudad de Buenos Aires, para lo que contaría por lo menos con el apoyo de los diputados de Elisa Carrió.

Macri encontró eco a su iniciativa en José Manuel de la Sota, el mandatario de Córdoba, pero cosechó el rechazo de Scioli, para el que los derechos cuestionados están plenamente garantizados por la Constitución bonaerense.

En paralelo, dio luz verde para que un conjunto de intendentes de Buenos Aires, entre ellos su primo Jorge Macri, Gustavo Posse, de San Isidro, y Jesús Cariglino, de Malvinas Argentinas, sellen una alianza en el distrito, en octubre, con el empresario Francisco de Narváez. Con el actual diputado hizo migas en el 2009 (para vencer entonces nada menos que a Néstor Kirchner), pero luego se produjo el rencoroso distanciamiento y la inquina todavía se mantiene. "El Colorado es un chico malcriado y es a mí, y no a él, al que tienen que salir a buscar", arguye Mauricio en la intimidad.

Un exponente de PRO señaló a "Río Negro" que el maltrato entre Mauricio y Francisco ha sido mutuo, por lo que se hace cuesta arriba un entendimiento nacional, aunque ambos son conscientes de lo imperioso que es armar lazos provinciales para hacerle perder bancas al kirchnerismo.

Además, el reciente cortocircuito entre Lavagna y Macri en la capital federal impactará en Buenos Aires. Michetti sacó tarjeta roja a varios peronistas, principalmente al secretario general de la CGT rebelde, Hugo Moyano, por no compartir valores. "Es parte del pasado", machacan los macristas que alientan renovaciones en los sindicatos. Tales reproches tornan complicado un acuerdo general, limitándolo a las realidades locales.

La disputa por la integración del Consejo de la Magistratura abriría otro capítulo. Pero, como dijo un ladero de Macri, esta carrera es un maratón que recién se resolverá faltando 100 metros para la llegada. Es decir que el suspenso se mantendrá todavía un mes más. Servirá para conocer la oferta del abanico llamado progresista y los nombres de los aspirantes kirchneristas que están lejos de darse por vencidos.