"Nuestros antepasados bajaron de los barcos. Cuando llegaron, la consigna era 'sálvese quien pueda'. Y como no encontraron imposiciones rígidas, como sí ocurría en los Estados Unidos, se fueron adaptando a una sociedad permisiva que muchas veces premia las transgresiones como ocurre hoy con el blanqueo de dólares", explicó por radio.

El experto puso el dedo en la llaga de uno de los puntos sensibles del ser nacional. Y si bien ese factor (otros son la inseguridad, las "presiones" sobre la justicia y los modos "autoritarios") incidirá en las elecciones de octubre, es difícil predecir si será determinante, como prevé un arco opositor que, en estas horas de febriles denuncias, sufre de debilidad estructural producto de su fragmentación.

A horas de la formalización de las alianzas y a menos de dos semanas de que se conozcan los candidatos para ocupar 127 asientos de diputados y 24 de senadores, el oficialismo está decidido a presentar a la presidenta como "única garantía de continuidad de este proyecto". Y más que focalizar los dolores de cabeza en adversarios de otros partidos, pone el acento en las "corporaciones" y en dirigentes de su espacio que "son jetones y especulan".

No resultó extraño, en ese contexto de reproches, que el jefe de gabinete, Juan Manuel Abal Medina, destacase que el gobernador Daniel Scioli "no pelea como a nosotros nos gustaría" y que el vicegobernador bonaerense Gabriel Mariotto, se quejase de "la esquizofrenia" que provocan los posicionamientos personales del intendente de Tigre, Sergio Massa. "Su falta de definiciones no lo hace previsible".

Sin sacar los pies del plato y con la premisa de que será su turno si se confirma que no hay re-re, Scioli mantuvo gestos de autonomía, evitó polemizar y, fiel a su estilo, dijo que ponía la energía en gestionar día a día y en combatir la pobreza y la delincuencia. También ignoró al presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, quien parafraseando la Biblia, señaló que "a los tibios los vomita Dios".

Massa, por su parte, pulsó opiniones de los sectores que le dan aliento, la mayoría de los cuales le anticipó que es preferible no quedar atrapado en el combate entre "el fanatismo (kirchnerista) y el odio (antikirchnerista)".

Uno de los armadores de Cristina Fernández, a través de planes quinquenales con los gobernadores y de pequeñas obras de corto y mediano plazo, no es otro que el ministro Julio De Vido. En privado contó éste que el enojo presidencial con Scioli obedece a que se comprobaron nexos con Francisco de Narváez, próximo a formalizar una alianza en Buenos Aires con el PRO, peronistas disidentes, duhaldistas y vecinalistas como Gustavo Posse, de San Isidro.

Scioli está resignado a no influir en la nómina de diputados nacionales, pero quiere hacer pesar su popularidad para conformar una fuerza propia en la Legislatura bonaerense, que le permita proyectarse luego desde La Plata a Plaza de Mayo.

A diferencia de las presidenciales del 2011 cuando, contra viento y marea, impuso a jóvenes de La Cámpora, Cristina avisó que será flexible a los planteos de los caciques peronistas tradicionales, siempre y cuando no conspiren contra el modelo ni se bamboleen a dos puntas.

De Vido afirma que la concertación, a pesar de "la traición" del exvicepresidente Julio Cobos (quien peleará por una banca en Mendoza, resistido por el exgobernador Roberto "la mula" Iglesias), sigue vigente en distritos como Santiago del Estero, Misiones y Río Negro.

De los cinco Estados grandes, Cristina centra sus expectativas en la provincia de Buenos Aires. La semana próxima, si baja a Alicia Kirchner (las encuestas no le sonríen), está dispuesta a mandar a Florencio Randazzo a dirigir la batuta.

En capital federal, aspira a retener una senaduría por la minoría, luego de que Elisa Carrió y "Pino" Solanas ampliaran el espectro del centroizquierda, llamando a una interna abierta a radicales, socialistas y ex-"lilitos" como Alfonso Prat-Gay, pegado hoy como estampilla a la diputada Victoria Donda.

En principio, el representante K sería Daniel Filmus, con la pretensión de mantener la adhesión de un 25% del electorado.

En Santa Fe, donde gobiernan socialistas y radicales escoltados por Miguel del Sel del PRO, y luego del corrimiento de Agustín Rossi al Ministerio de Defensa, jefes comunales peronistas le pedirán a María Eugenia Bielsa que se ponga al frente de la campaña, como paso previo a la disputa por la gobernación en el 2015. Si la hermana del entrenador insiste en rechazar el convite, la misión recaería en Jorge Obeid.

Una meta anhelada en la Rosada es rozar los 40 puntos en octubre a nivel general. Ante la consulta de "Río Negro", se aseguró que el dilema judicial por el Consejo de la Magistratura (a raíz de las impugnaciones constitucionales a la elección por el voto popular) no afectará de ninguna manera la realización de las PASO, previstas para el 11 de agosto.

Además de dar señales de "aguantar los trapos" y alentar mejores augurios económicos, el gobierno buscará captar las voluntades de empadronados entre los 16 y los 40 años. Es consciente del mal humor que impera en un amplio sector social, hastiado de los controles estatales y las restricciones en el comercio.