"Vamos a iniciar contactos con los jóvenes", dijo el coronel Reginald Cox, jefe de reclutamiento. El piloto Tony Schumacher, campeón nacional de esta modalidad automovilística - que vestía traje negro de piloto, con las palabras "US Army"-, estrechaba manos como ellos. "Siempre lleva la marca del ejército; es una especie de reclutador auxiliar", explicó Debbie Cannon, portavoz del batallón Colorado.

Ya son más de tres mil los soldados estadounidenses que han muerto en Iraq y veinte mil los heridos. Pesos pesados en Washington - desde Colin Powell hasta James Baker- hablan abiertamente de un ejército "roto". Pero, pese al impacto de la situación en Iraq, en los batallones de reclutamiento de las bases militares del interior y sur del país el mensaje para el 2006 es "misión cumplida".

La meta anual de alistar a ochenta mil soldados se ha cumplido en el 2006 - el año militar se mide de septiembre a septiembre-, lo que lleva los efectivos del ejército a más de medio millón. En el 2005 hubo un déficit de seis mil plazas y el miedo escénico se extendió por el Pentágono. Ahora, en un momento en el que el presidente tantea mandar más tropas a Iraq, el ejército se plantea aumentar el reclutamiento en siete mil plazas anuales, con el fin de conseguir hasta setenta mil nuevos soldados.

¿Cómo se ha vendido con éxito el ejército pese al hastío que hay en EE. UU. por la guerra? La respuesta puede ser la combinación de incentivos jugosos para los nuevos reclutas, una campaña de mil millones de dólares en publicidad en televisión y otros medios como videojuegos, el patrocinio de estrellas mediáticas norteamericanas como Schumacher, y la ampliación de las divisiones de reclutamiento, sobre todo las del interior y el sur, donde el alistamiento se concentra cada vez más en comunidades inmigrantes.

Fort Carson, cuyos reclutadores son responsables de una región de 650.000 kilómetros cuadrados (mayor que España), del oeste interior, Colorado y partes de Wyoming, Montana y Nebraska, es un buen ejemplo. Cox y su equipo han logrado un aumento del 12% de reclutamiento en el último año. "Tenemos una guerra prolongada y una economía boyante, pero estamos alcanzando las metas. Aquí no tienen los problemas que hay en otras partes; por lo general, ésta es un área patriota", dijo Cox.

El porcentaje de reclutas urbanos cayó dos puntos porcentuales (del 29% al 27%) entre los años 2002 y 2005, según datos publicados por la Heritage Foundation. En cambio, subió en los pueblos pequeños. El número de reclutas por habitante en ciudades de más de un millón de habitantes no llega ni a la mitad que el de los municipios rurales de menos de 2.500 personas.

Pero el coste del reclutamiento se está disparando para un país que paga ya por la guerra de Iraq ocho mil millones de dólares mensuales. Tras darse cuenta de la gravedad de la crisis de reclutamiento en el 2005, el Pentágono creó un nuevo paquete de incentivos. Un nuevo soldado recibe hasta 70.000 dólares para pagarse los estudios. Se ofrece una serie de incentivos por peligro, como por ejemplo 40.000 dólares a cualquier recluta que se ofrezca para conducir camiones en Iraq. Los soldados retirados que vuelven a alistarse reciben, por término medio, un incentivo de 14.000 dólares. El coste de pagar y entrenar a la tropa ha subido un 60% desde el 2001, hasta situarse en 120.000 dólares por soldado regular.

Asimismo, el ejército ha contratado a mil reclutadores nuevos este año, lo que lleva el total a 6.500. Cobrando bonificaciones por pieza,buscan a jóvenes con y sin futuro por los lugares habituales. "Hago unas llamadas a la universidad, luego a los institutos y vamos a los sitios que los chavales frecuentan: cines, centros comerciales...", dijo Jack Boeker, un joven cabo que regresó de Iraq hace un año y ahora es reclutador del ejército en Boulder (Colorado). Boeker incluso da clases de fútbol americano todas las semanas en el instituto para que la gente lo conozca y "como un servicio a la comunidad". A veces sus compañeros le ayudan; no en balde se ofrecen hasta dos mil dólares a soldados o militares jubilados que recomienden a un civil que luego se aliste.

Los inmigrantes son otra cantera. En las fuerzas armadas hay treinta mil ciudadanos nacidos fuera de Estados Unidos, la mayoría hispanos. Incluso se estudia crear centros de reclutamiento en ciudades de México y América Latina. Nuevos equipos de reclutadores se emplean a fondo en las comunidades hispanas. "Más de la mitad de los que reclutamos son hispanos", dice el sargento Luis García, nacido en Monterrey (México), reclutador en Colorado Springs. Esto, pese a que "sin un carnet de la Seguridad Social no pueden alistarse y que a veces, aunque el joven tenga papeles, sus padres se oponen porque ellos no y temen ser deportados".

Apurar el fondo de la tinaja

La cuestión más polémica del repunte del reclutamiento es si el ejército ha rebajado sus niveles de selectividad. La edad mínima se ha elevado hasta los 42 años y se han relajado las normas respecto a la capacidad intelectual para cálculos matemáticos y el conocimiento del inglés. Asimismo, el número de soldados que se beneficiaron de los llamados moral waivers (excepciones morales), por los que se les perdonan los delitos menores que hayan cometido, subió de 7.640 en el año 2001 hasta 11.000 en el 2005 y una cifra parecida en el 2006. "No tengo la menor duda de que (el ejército) ya está apurando el fondo de la tinaja", afirma Nathaniel Frank, de la Universidad de California.