El vicesecretario de Estado norteamericano para Oriente Próximo, Jeffrey Feltman, se entrevistó ayer con el ministro de Exteriores, Walid al Muallim, y otros altos cargos del régimen sirio, certificando con su visita a Damasco lo que los analistas han calificado como deshielo de las relaciones entre los dos países.

Feltman dijo que había mantenido unas conversaciones «muy constructivas» e incluso que entre su país y la nación árabe hay «sectores de interés común», incidiendo también en la «importancia de que continúe el diálogo».

La agencia oficial siria, Sana, precisó que ambas partes «evocaron los medios de reforzar las relaciones bilaterales y conseguir una paz global en Oriente Próximo».

El simple cambio de lenguaje constituye un significativo giro respecto a la Administración de George W. Bush, que siempre consideró a Siria como un elemento más del llamado eje del mal.

La nueva actitud de EEUU parece estar enfocada a reactivar las conversaciones de paz entre Siria e Israel, con el objetivo final no sólo de acercar a ambas naciones -enemigas acérrimas desde hace décadas- sino de resquebrajar al mismo tiempo la sólida alianza que mantiene Damasco con Irán.

En este sentido la propia secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, destacó desde Turquía la «importancia» de las conversaciones indirectas que mantenían Israel y Siria a través precisamente de Ankara, que quedaron interrumpidas tras la devastadora ofensiva que lanzó el Ejército de Tel Aviv contra Gaza.

Sin embargo, Feltman también insistió en las amplias divergencias que siguen manteniendo Washington y Damasco. «Las diferencias entre nuestros dos países requerirán más trabajo que una simple conversación como ésta», manifestó.

El restablecimiento de los contactos entre los dos países se suma a la progresiva reconciliación de Siria con Arabia Saudí y Egipto, que se concretó tras la minicumbre tripartita que protagonizaron sus ministros de Exteriores en Sharm el Sheik y la visita ulterior del representante de Riad a Damasco. Según Sana, el príncipe Saud al-Faisal -titular de esa cartera en Arabia Saudí- llegó a invitar al presidente Bachar al Asad al reino wahabi.

La confrontación entre Riad y Damasco ha sido uno de los principales factores de origen de muchas de las turbulencias que ha sufrido la región durante los últimos años y en especial el Líbano, donde los dos países tienen estrechos aliados.