El polaco Jerzy Buzek (1940) se convirtió hace dos meses en el primer representante de Europa del Este en presidir una institución de la UE, el Parlamento Europeo. Antes fue Karol, activista del sindicato clandestino Solidarnosc en su región, la Alta Silesia, entonces territorio checoslovaco ocupado por Alemania. Científico de profesión, fue primer ministro entre 1997 y el 2001, un récord en la volátil política polaca.

Eurodiputado desde el 2004 dentro del Partido Popular Europeo, fue el candidato más votado de las últimas elecciones en Polonia. Le precede fama de gentleman, y no sólo por la comparación con el bronco perfil de algunos de sus compatriotas en la institución. Este perfil, unido a sus muy comunitarias dotes para la negociación y el consenso, explica que en julio 555 de los 713 votos emitidos lo catapultaran a la presidencia del Parlamento. Su recorrido refleja la rapidez con que han avanzado la historia europea y la propia UE, aunque no se llama a engaños: "Estamos unidos, pero no integrados", advierte en una entrevista a La Vanguardia en su despacho de Estrasburgo el jueves, mientras firma –con cara de alivio– la carta de confirmación de Durão Barroso como presidente de la Comisión Europea.

La participación en las elecciones europeas ha vuelto a tocar fondo en junio. ¿No es contradictorio que en un momento en que Europa es más palpable que nunca para millones de ciudadanos la popularidad de la UE sea tan baja?
No es la primera vez en la historia de la UE que atravesamos tiempos difíciles. Es normal que haya altibajos, años mejores y peores. Acabamos de hacer una gran ampliación y no estamos suficientemente integrados. Estamos juntos, unidos, ya no hay más nueva y vieja Europa, de acuerdo... Pero eso no significa que haya una integración total. Necesitamos más integración para sentirnos mejor juntos.

Usted se ha propuesto recuperar la confianza ciudadana en las instituciones europeas. ¿Cómo piensa hacerlo?
Creo que la UE podrá tener más apoyo si da respuesta a las preocupaciones de los ciudadanos: el paro, la presión demográfica, la inmigración, la seguridad energética, la lucha contra el cambio climático... Si damos respuestas a escala europea, estoy seguro de que en dos o tres años, cuando superemos la crisis económica y el mercado común funcione a pleno rendimiento, la atmósfera en la UE será mucho mejor y aumentará el apoyo a la integración europea.

Mucha gente identifica a la UE y al presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, con el impulso de políticas neoliberales ajenas a las preocupaciones sociales.
Con el actual nivel de ayudas públicas autorizadas por la UE en respuesta a la crisis es evidente que esto no es así. En los últimos meses se ha rescatado a muchas empresas, sí, bancos también... En la UE no manda sólo el libre mercado. Todas las quejas de los socialistas sobre estar lejos de las preocupaciones sociales son inaceptables. Durante el primer mandato de Barroso la política europea no ha ido siempre en la misma dirección. Hubo que cambiar el rumbo unas cuantas veces. Mejoró la coordinación de la estrategia de empleo y crecimiento de Lisboa, aunque no se puede decir lo mismo de los resultados debido a la crisis. Y tuvo que cambiar de opinión sobre la regulación bancaria o las ayudas de Estado, que se han dado a una escala nunca antes vista.

Insiste en diferenciar ampliación e integración, ¿qué pasos deberían darse ahora?
Estamos ante un periodo muy difícil para la UE. Integración significa sentir nuestra alma europea como un valor común. Y sin una buena integración es muy difícil que la UE pueda ampliarse más. Nuestros ciudadanos deben entender recientes decisiones políticas como fue la ampliación a 27, una política que por experiencia sabemos que resulta exitosa. Pero esta vez debemos esperar unos años y hacer que la gente entienda lo importante que es tener una moneda, un mercado, trabajar juntos contra el crimen..

¿Qué diría a los países que en estos momentos llaman a las puertas de la UE?
Se pueda dar algún paso pequeño. Probablemente con Croacia, que estará preparada en pocos años, Islandia... Pero primero se debe cumplir todos los criterios de Copenhague y sus requisitos políticos no son fáciles para algunos países. En los Balcanes ya no tenemos guerras sino países deseando entrar en la UE. No hay que frenarlos, pero su perspectiva es a más largo plazo. También hay que tener en cuenta a Turquía o Ucrania, pero están a muchos años de distancia.

Si entra en vigor el tratado de Lisboa, la UE tendrá un presidente. Parece que a Tony Blair le interesa y está bien situado. ¿es la persona correcta?
Sólo diré que hay varios candidatos y uno de ellos es Tony Blair.

También se ha hablado de Felipe González.
También es un buen candidato. Deben ponerse las opciones sobre la mesa porque así habrá una elección democrática.