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06/11/2018 | Elecciones2018 - EE.UU.: El primer plebiscito para Trump

Beatriz Navarro

El escrutinio al presidente provoca una movilización récord en unas ‘midterm’.

 

Igual que con la llegada del hombre a la luna o el asesinato de John F. Kennedy, el recuerdo de dónde estaban cuando descubrieron que Donald J. Trump había ganado las elecciones presidenciales acompañará por siempre a los estadounidenses. Dos años y muchos tuits después, a punto de terminar una larga y tóxica campaña electoral, no saben con qué América se van a encontrar cuando el martes por la noche se abran las urnas y se cuenten los votos de las elecciones legislativas de mitad de mandato. En una sociedad tan polarizada como esta, las esperanzas de unos son la pesadilla de otros aunque muchos votantes están desencantados con los partidos, incapaces de ponerse de acuerdo sobre una agenda básica positiva para todo el país.

¿Superará Trump su primer plebiscito? ¿Validarán los estadounidenses su estilo y su gestión, satisfechos con la situación económica? ¿O se habrá pasado de la raya con su retórica del miedo y odio nacionalista y se impondrá la América abierta y solidaria que no cree que los inmigrantes sean casi todos unos criminales, gente como la que esta semana donó dinero y se acercó al entierro de un desconocido, Patricio Salazar, un inmigrante que murió defendiendo a una mujer de una agresión en Washington?

Aunque los demócratas tienen opciones de conquistar la Cámara de Representantes del Congreso y los republicanos, de mantener el Senado, hay demasiadas carreras empatadas (unas 30) como para dar nada por seguro. Podría acabar siendo un resultado muy ajustado. O, quizás, bascular en bloque en un sentido, admiten los encuestadores. La volatilidad ha sido máxima en algunos distritos en las últimas semanas, con altibajos favorables a los republicanos tras el nombramiento del juez Brett Kavanaugh y, en la recta final, a los demócratas.

Los demócratas tienen opciones de conquistar la Cámara de Representantes

Con su arrolladora victoria en el 2016, Trump rompió todas las previsiones y está echando el resto para volver a hacerlo en estas elecciones, que tradicionalmente castigan al partido que ocupa la Casa Blanca. “Todos me dicen que hable de la economía. Vale, tenemos la mejor economía de la historia de nuestro país pero no es tan excitante hablar de eso”, explicó el viernes en un mitin antes de volver a llevar su arenga hacia la inmigración, el tema que más excita a sus bases, que necesita que voten en masa para contrarrestar la ola de indignación que su llegada a la Casa Blanca ha provocado en las filas progresistas. La movilización es máxima en ambos partidos. El voto por anticipado en algunos estados apunta a que la participación en estas elecciones de mitad de mandato puede ser la más alta desde la Segunda Guerra Mundial, que en el 2014 sólo llevaron a las urnas al 37% de la población.

A pesar de las críticas, el presidente sigue gastando el mismo lenguaje incendiario contra sus adversarios y los extranjeros que antes del asesinato de once personas en una sinagoga de Pittsburgh por un hombre que compartía sus teorías conspirativas sobre el papel de los judíos en la “invasión” del país con inmigrantes. Entre sus últimas iniciativas, enviar miles de soldados a la frontera o prometer dejar de conceder la ciudadanía estadounidense a todo aquel que nazca en el país, una idea que ha incomodado a los candidatos republicanos en estados como Florida o Arizona. La mayoría, sin embargo, ha abrazado su retórica apocalíptica sobre lo que espera al país si ganan los demócratas.

Elecciones legislativas de mitad de mandato en EE.UU.

Muchos votantes de Trump, entre ellos los más religiosos, detestan su estilo pero son capaces de diferenciar entre la persona y su agenda. El nombramiento de Kavanaugh les convenció sin embargo de que merece la pena tenerle como presidente. “Nadie ha hecho más que yo por los cristianos y los evangélicos”, dijo ayer a la radiotelevisión evangélica en una entrevista en el Air Force One rumbo a Montana, donde dio su primer mitin del día.

Trump se ha implicado a fondo en la campaña. Su ofensiva final por aire, tierra y Twitter ha incluido una docena de actos con simpatizantes en cuatro días en estados que le dieron la victoria en el 2016 pero que ahora dudan, como Ohio, Florida o Indiana, a la vista de los efectos de su política comercial. Los granjeros se han mostrado absolutamente fieles a pesar de haberse quedado sin compradores chinos para sus cosechas de soja, pero en las zonas suburbanas del Medio Oeste los aranceles al acero y al aluminio pueden costarle algunos apoyos.

No todos los estadounidenses sienten la bonanza que sugieren las grandes cifras y Trump martillea en sus mítines. La gente que necesita dos o tres trabajos para llegar a mes, que ve en riesgo su cobertura sanitaria, pide algo más que eslóganes. Es ahí hacia donde muchos demócratas quieren llevar la conversación, hacia la precariedad laboral, la crisis de la sanidad o el futuro de la educación, más allá de explotar el rechazo que puede provocar ahora Trump en votantes independientes o republicanos moderados.

El Partido Republicano podría mantener el control del Senado

La defensa de la reforma sanitaria que le costó a Barack Obama la Cámara de Representantes en el 2010 se ha convertido ahora, paradójicamente, en una baza para los demócratas. Cuestionada en su día, los beneficios de ampliar la cobertura sanitaria la han consolidado como una conquista irrenunciable entre gran parte de la opinión pública. Muchos republicanos y el propio Trump mienten sin sonrojarse en los mítines al decir que no quitarán la cobertura a gente con condiciones médicas previas, cuando han emprendido iniciativas legislativas y judiciales para tumbar ese punto del Obamacare. Varios estados republicanos han votado a favor de ampliar a rentas más altas del Medicaid, la cobertura médica pública para pobres. Utah, Nebraska, Montana y Idaho lo decidirán el martes.

El resultado de las elecciones de mitad de mandato o midterm depende tanto de quién está en la Casa Blanca como de la popularidad de los candidatos o debates locales. Sonja Snyder, una de los millones de estadounidenses que se levantó conmocionada al día siguiente de las elecciones del 2016, aguarda “esperanzada” el resultado. “Ese día me levanté en estado de shock. Creo que empecé a hiperventilar. ‘¿Cómo ha podido ocurrir?’, me decía a mí misma. Sabía que aquí la gente le votaría pero pensaba que el resto de América iba a tener más sentido común”, recuerda. ¿Qué amanecer espera al país en unos días? “Espero que la gente vea que no está bien estar tan lleno de odio. Si las elecciones no van como esperamos, será desalentador pero no me daré por vencida”, dice Snyder, convertida en activista política a sus 57 años por obra de Trump. La mayoría de sus vecinos de Buckhannon, una conservadora ciudad de Virginia Occidental, rezan y votan para que el presidente termine sin sobresaltos su mandato y le desean cuatro años más.

Estados del Medio Oeste que votaron al presidente recelan de su política económica

Las mujeres, los jóvenes, las minorías son los colectivos más movilizados para asestar un correctivo a Trump que limite su capacidad de acción los próximos dos años. El mayor riesgo para los republicanos está en las grandes ciudades y áreas residenciales suburbanas donde Trump ganó en el 2016. Unos le darán a espalda descontentos con su estilo, otros porque se sienten perjudicados por su reforma fiscal. O por una mezcla de todo lo anterior.

“Si estoy aquí es porque estoy harto de tanta negatividad y porque Trump, aunque voté por él, me saca de mis casillas”, confiesa C. O., un empresario de 51 años en un mitin de una candidata demócrata en Virginia, enfadado por la falta de resultados y la agresiva propaganda del presidente. “Algunas cosas que intenta hacer son buenas pero cómo lo hace y cómo habla me está volviendo loco. No lo soporto más. Ya he tenido bastante”. El martes se pronunciará el país entero.

¿Dónde está Melania Trump?

La potente movilización del clan Trump y el núcleo duro de la Casa Blanca ha hecho aún más patente su ausencia durante la campaña electoral de las elecciones legislativas:¿Dónde está Melania Trump?  Ivanka Trump ha viajado a varios estados para apoyar a los republicanos y ha hecho las veces de entrevistadora de su padre en un acto en el despacho oval con su gurú económico. Donald Trump Jr. y su novia han animado varios actos de campaña y atizado el debate desde Twitter. Eric y Lara Trump, lo mismo. Melania Trump, a diferencia de otras primeras damas, no ha aparecido en ningún mitin ni acto de campaña. Las obligaciones de su cargo y su papel como madre se lo han impedido, ha dicho su portavoz. Ayer salió al paso de los comentarios con un e-mail a sus seguidores en el que pide fondos para la campaña y carga contra la prensa y los demócratas.

***Mas:

https://www.lavanguardia.com/internacional/20181104/452713447987/elecciones-legislativas-eeuu-midterm-trump-democratas.html

La Vanguardia (España)

 



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