El escrutinio al presidente provoca una movilización récord en unas ‘midterm’.
Igual que con la llegada del hombre a la luna o el
asesinato de John F. Kennedy, el recuerdo de dónde estaban cuando descubrieron
que Donald J. Trump había ganado las elecciones presidenciales acompañará por
siempre a los estadounidenses. Dos años y muchos tuits después, a punto de
terminar una larga y tóxica campaña electoral, no saben con qué América se van
a encontrar cuando el martes por la noche se abran las urnas y se cuenten los
votos de las elecciones legislativas de mitad de mandato. En una sociedad tan
polarizada como esta, las esperanzas de unos son la pesadilla de otros aunque
muchos votantes están desencantados con los partidos, incapaces de ponerse de
acuerdo sobre una agenda básica positiva para todo el país.
¿Superará Trump su primer plebiscito? ¿Validarán los
estadounidenses su estilo y su gestión, satisfechos con la situación económica?
¿O se habrá pasado de la raya con su retórica del miedo y odio nacionalista y
se impondrá la América abierta y solidaria que no cree que los inmigrantes sean
casi todos unos criminales, gente como la que esta semana donó dinero y se
acercó al entierro de un desconocido, Patricio Salazar, un inmigrante que murió
defendiendo a una mujer de una agresión en Washington?
Aunque los demócratas tienen opciones de conquistar la
Cámara de Representantes del Congreso y los republicanos, de mantener el
Senado, hay demasiadas carreras empatadas (unas 30) como para dar nada por
seguro. Podría acabar siendo un resultado muy ajustado. O, quizás, bascular en
bloque en un sentido, admiten los encuestadores. La volatilidad ha sido máxima
en algunos distritos en las últimas semanas, con altibajos favorables a los
republicanos tras el nombramiento del juez Brett Kavanaugh y, en la recta
final, a los demócratas.
Los demócratas tienen opciones de conquistar la Cámara de
Representantes
Con su arrolladora victoria en el 2016, Trump rompió
todas las previsiones y está echando el resto para volver a hacerlo en estas
elecciones, que tradicionalmente castigan al partido que ocupa la Casa Blanca.
“Todos me dicen que hable de la economía. Vale, tenemos la mejor economía de la
historia de nuestro país pero no es tan excitante hablar de eso”, explicó el
viernes en un mitin antes de volver a llevar su arenga hacia la inmigración, el
tema que más excita a sus bases, que necesita que voten en masa para
contrarrestar la ola de indignación que su llegada a la Casa Blanca ha
provocado en las filas progresistas. La movilización es máxima en ambos
partidos. El voto por anticipado en algunos estados apunta a que la
participación en estas elecciones de mitad de mandato puede ser la más alta
desde la Segunda Guerra Mundial, que en el 2014 sólo llevaron a las urnas al 37%
de la población.
A pesar de las críticas, el presidente sigue gastando el
mismo lenguaje incendiario contra sus adversarios y los extranjeros que antes
del asesinato de once personas en una sinagoga de Pittsburgh por un hombre que
compartía sus teorías conspirativas sobre el papel de los judíos en la
“invasión” del país con inmigrantes. Entre sus últimas iniciativas, enviar
miles de soldados a la frontera o prometer dejar de conceder la ciudadanía
estadounidense a todo aquel que nazca en el país, una idea que ha incomodado a
los candidatos republicanos en estados como Florida o Arizona. La mayoría, sin
embargo, ha abrazado su retórica apocalíptica sobre lo que espera al país si
ganan los demócratas.
Elecciones legislativas de mitad de mandato en EE.UU.
Muchos votantes de Trump, entre ellos los más religiosos,
detestan su estilo pero son capaces de diferenciar entre la persona y su
agenda. El nombramiento de Kavanaugh les convenció sin embargo de que merece la
pena tenerle como presidente. “Nadie ha hecho más que yo por los cristianos y
los evangélicos”, dijo ayer a la radiotelevisión evangélica en una entrevista
en el Air Force One rumbo a Montana, donde dio su primer mitin del día.
Trump se ha implicado a fondo en la campaña. Su ofensiva
final por aire, tierra y Twitter ha incluido una docena de actos con
simpatizantes en cuatro días en estados que le dieron la victoria en el 2016
pero que ahora dudan, como Ohio, Florida o Indiana, a la vista de los efectos
de su política comercial. Los granjeros se han mostrado absolutamente fieles a
pesar de haberse quedado sin compradores chinos para sus cosechas de soja, pero
en las zonas suburbanas del Medio Oeste los aranceles al acero y al aluminio
pueden costarle algunos apoyos.
No todos los estadounidenses sienten la bonanza que
sugieren las grandes cifras y Trump martillea en sus mítines. La gente que
necesita dos o tres trabajos para llegar a mes, que ve en riesgo su cobertura
sanitaria, pide algo más que eslóganes. Es ahí hacia donde muchos demócratas
quieren llevar la conversación, hacia la precariedad laboral, la crisis de la
sanidad o el futuro de la educación, más allá de explotar el rechazo que puede
provocar ahora Trump en votantes independientes o republicanos moderados.
El Partido Republicano podría mantener el control del
Senado
La defensa de la reforma sanitaria que le costó a Barack
Obama la Cámara de Representantes en el 2010 se ha convertido ahora,
paradójicamente, en una baza para los demócratas. Cuestionada en su día, los
beneficios de ampliar la cobertura sanitaria la han consolidado como una
conquista irrenunciable entre gran parte de la opinión pública. Muchos
republicanos y el propio Trump mienten sin sonrojarse en los mítines al decir
que no quitarán la cobertura a gente con condiciones médicas previas, cuando
han emprendido iniciativas legislativas y judiciales para tumbar ese punto del
Obamacare. Varios estados republicanos han votado a favor de ampliar a rentas
más altas del Medicaid, la cobertura médica pública para pobres. Utah,
Nebraska, Montana y Idaho lo decidirán el martes.
El resultado de las elecciones de mitad de mandato o
midterm depende tanto de quién está en la Casa Blanca como de la popularidad de
los candidatos o debates locales. Sonja Snyder, una de los millones de
estadounidenses que se levantó conmocionada al día siguiente de las elecciones
del 2016, aguarda “esperanzada” el resultado. “Ese día me levanté en estado de
shock. Creo que empecé a hiperventilar. ‘¿Cómo ha podido ocurrir?’, me decía a
mí misma. Sabía que aquí la gente le votaría pero pensaba que el resto de
América iba a tener más sentido común”, recuerda. ¿Qué amanecer espera al país
en unos días? “Espero que la gente vea que no está bien estar tan lleno de
odio. Si las elecciones no van como esperamos, será desalentador pero no me
daré por vencida”, dice Snyder, convertida en activista política a sus 57 años
por obra de Trump. La mayoría de sus vecinos de Buckhannon, una conservadora
ciudad de Virginia Occidental, rezan y votan para que el presidente termine sin
sobresaltos su mandato y le desean cuatro años más.
Estados del Medio Oeste que votaron al presidente recelan
de su política económica
Las mujeres, los jóvenes, las minorías son los colectivos
más movilizados para asestar un correctivo a Trump que limite su capacidad de
acción los próximos dos años. El mayor riesgo para los republicanos está en las
grandes ciudades y áreas residenciales suburbanas donde Trump ganó en el 2016.
Unos le darán a espalda descontentos con su estilo, otros porque se sienten
perjudicados por su reforma fiscal. O por una mezcla de todo lo anterior.
“Si estoy aquí es porque estoy harto de tanta negatividad
y porque Trump, aunque voté por él, me saca de mis casillas”, confiesa C. O.,
un empresario de 51 años en un mitin de una candidata demócrata en Virginia,
enfadado por la falta de resultados y la agresiva propaganda del presidente.
“Algunas cosas que intenta hacer son buenas pero cómo lo hace y cómo habla me
está volviendo loco. No lo soporto más. Ya he tenido bastante”. El martes se
pronunciará el país entero.
¿Dónde está Melania Trump?
La potente movilización del clan Trump y el núcleo duro
de la Casa Blanca ha hecho aún más patente su ausencia durante la campaña
electoral de las elecciones legislativas:¿Dónde está Melania Trump? Ivanka
Trump ha viajado a varios estados para apoyar a los republicanos y ha hecho las
veces de entrevistadora de su padre en un acto en el despacho oval con su gurú
económico. Donald Trump Jr. y su novia han animado varios actos de campaña y
atizado el debate desde Twitter. Eric y Lara Trump, lo mismo. Melania Trump, a
diferencia de otras primeras damas, no ha aparecido en ningún mitin ni acto de
campaña. Las obligaciones de su cargo y su papel como madre se lo han impedido,
ha dicho su portavoz. Ayer salió al paso de los comentarios con un e-mail a sus
seguidores en el que pide fondos para la campaña y carga contra la prensa y los
demócratas.
***Mas:
https://www.lavanguardia.com/internacional/20181104/452713447987/elecciones-legislativas-eeuu-midterm-trump-democratas.html