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10/11/2015 | Claves y protagonistas de la negociación secreta entre Cameron y la UE

Pablo Rodriguez Suanzes

Las reclamaciones del premier: soberanía, gobernanza económica, competitividad de la UE y emigración y Estado de bienestar.

 

Cuando la crisis griega quedó más o menos encauzada a mediados de julio, la UE tuvo por fin tiempo para mirar de frente a su siguiente gran desafío estructural: el referéndum británico. La amenaza estaba ahí desde hacía meses, y de alguna forma desde hace años. Pero hasta que la pugna con Atenas no pasó a una segunda velocidad no hubo tiempo ni fuerzas suficientes para pensar qué hacer.

David Cameron ha planteado el debate en términos más o menos claros: si la UE se reforma al gusto y necesidades de Reino Unido hará campaña para la permanencia. Si no, hará campaña por la salida. Sus reclamaciones tienen cuatro ejes principales: soberanía, gobernanza económica, competitividad de la UE y emigración y Estado de bienestar. Es decir, que quiere una reforma de los Tratados y cambios en la gobernanza europea. Avances económicos y en la competitividad para hacer frente a EEUU y Asia. Que se acepte que hay dos áreas y que no todos los países quieren el euro ni lo van a querer, por lo que la Eurozona no puede marcar el ritmo único de la UE. Y que la normativa sobre refugiados, asilos, circulación y prestaciones sociales sea más individual y menos dictada desde Bruselas.

Quedó claro en junio y en la Cumbre de jefes de Estado y de Gobierno del próximo 1y y 18 de diciembre lo discutirán todos los líderes. Cameron ya ha hecho campaña con todos sus homólogos, en casa o fuera. Pero queda mucho que perfilar. Los grandes (Alemania y Francia) asumen que hacen falta cambios para acomodar a Reino Unido. Berlín está más dispuesta a tocar los Tratados, pero París es más escéptica. Y hay un buen número de países y delegaciones que están casadas de las exigencias de Londres, el tono y las amenazas. Dispuestas a arriesgar mucho más en el referéndum.

Desde julio hasta ahora, la UE y Reino Unido han estado negociando no en secreto, pero sí en privado. A un nivel casi hermético. El embajador británico ante la UE, Ivan Rogers, y su equipo han mantenido encuentros semanales, y numerosas cenas, con un grupo muy reducido de altos funcionarios europeos: Piotr Serafin, jefe de gabinete del presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, ayudado por su mano derecha, André Gillissen.

Por parte de la Comisión Europea, Alexander Italianer, secretario general; Martin Selmayr, jefe de gabinete del presidente Juncker; y Jonathan Faull, británico, que en junio fue nombrado director de la Task Force, del grupo específico encargado de los Aspectos Estratégicos relacionados con el referéndum británico.

Contactos informales

Un grupo muy reducido en busca de la privacidad. El nivel es tan exigente que, según se comenta en la Comisión Europea, no quedan actas ni se ponen por escrito las conclusiones de esas reuniones para evitar las filtraciones. Todo documento impreso acaba siempre en la primera página de un periódico, y ahora mismo ni Londres ni Bruselas se pueden permitir algo así. La Representación Permanente del Reino Unido en la capital belga explica que en realidad no se trata de negociaciones, puesto que el embajador no tiene poderes para algo así. Es la fase previa, contactos oficialmente informales para comprobar el estado de ánimo y allanar el camino para cuando se tengan que negociar oficialmente.

Bruselas espera las peticiones concretas de Cameron y Londres espera señales desde Bruselas en las cuatro áreas prioritarias para que el líder 'tory' haga campaña activa. Lo que la Comisión propone es un plan parecido al que se usó hace casi 25 años con Dinamarca. Una mezcla de cambios legales de impacto limitado y la posibilidad de más cláusulas 'opt-out' o bien 'opt-in', mecanismos para que Reino Unido siga en la UE pero dejando al margen parte del acervo comunitario. Algo que, por ejemplo en temas de Interior y asilo, ya ocurre y que ha permitido al país no formar parte de la estrategia conjunta de relocalización de refugiados.

Figuras claves

Como explicaban desde el Consejo Europeo, ahora mismo hay dos figuras clave. Por un lado, Juncker, que lleva varias décadas al máximo nivel diplomático. Por otro, Jeppe Tranholm-Mikkelsen, representante permanente de Dinamarca y ahora mismo justo secretario general del Consejo y que precisamente en 1992 formaba parte del equipo de exteriores de Dinamarca, y que por tanto es experto en una situación tan delicada.

El siguiente paso es que Cameron ponga por escrito su lista. A partir de ahí, una negociación contrarreloj para mantener a Londres en la UE. Pero no a cualquier precio. En la Comisión hay ya hay posturas diferentes entre los partidarios de la conciliación y de la línea dura. Entre quienes, como Selmayr, piensan que hay que parar los pies a Cameron y los que, como Italianer, defienden que se debe hacer lo que haga falta.

El Mundo (España)

 



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