Inteligencia y Seguridad Frente Externo En Profundidad Economia y Finanzas Transparencia
  En Parrilla Medio Ambiente Sociedad High Tech Contacto
Frente Externo  
 
11/03/2017 | ¿Qué significa la Europa de dos velocidades?

Pablo Rodriguez Suanzes

El pasado lunes 6 de marzo, Hollande, Merkel, Rajoy y Gentiloni dieron en Versalles su aval para la "Europa de las dos velocidades", también conocida como "Europa a la carta". Una vía polémica hacia la integración del futuro, un escenario lejos del ideal, pero que cada vez más en el continente ven como el mal menor.

 

¿En qué consisten las dos o múltiples velocidades?

Es una idea sencilla pero polémica: que en lugar de que todos los Estados Miembros de la UE avancen al mismo tiempo, siempre en grupo paso a paso, haya un "núcleo duro" que tire del carro y otro u otros que vayan a otra velocidad. Es decir, que si un número limitado de países está de acuerdo en ceder más soberanía concreta en un punto, profundizar la integración en un área, no sea obligatorio que lo hagan los 28. Una forma más pragmática de desatascar temas enquistados pero un reconocimiento de un fracaso político y de la incapacidad de progresar como bloque. Sobre esa idea original se puede ofrecer la de múltiples velocidades, algo mucho más complejo y con efectos no previstos, como ha advertido muchas veces uno de los popes jurídicos de la UE, Jean-Claude Piris.

¿Es una idea reciente?

No, en absoluto. En 1974 el entonces canciller Willy Brandt acuñó la idea de "varias velocidades" para el avance europeo. Su tesis era que las diferencias económicas, culturales y sociales entre los países eran tan profundas que era necesario potenciar una integración diferenciada, de cada uno a su ritmo o en bloques. En 1994, en un documento interno de la CDU, el ahora ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, y Karl Lamers, retomaron la idea causando una gran conmoción. Los diputados alemanes, con la expansión al Este ya en marcha, tenían serias dudas sobre la capacidad operativa de integrarlos sin un shock como el de la reunificación germana, y proponían una vía filosóficamente complicada pero más práctica. En el pasado, líderes como Sarkozy o Van Rompuy la han respaldado.

¿Quién defiende la propuesta?

La semana pasada, la Comisión Europea presentó su esperado Libro Blancouna hoja de ruta en la que recogía hasta cinco ideas diferentes para el futuro de Europa, desde volver a un modelo con sólo un mercado común hasta apostar por el federalismo absoluto. La tercera vía era la Europa de dos o más velocidades. El lunes 6 de marzo, en Versalles, Merkel, Hollande, Rajoy y Gentiloni avalaron la idea. Con todos los desafíos actuales, y tras constatar muchos fracasos (crisis de refugiados, por ejemplo) los grandes dan por hecho que no hay forma de seguir a 28. Que hay enormes diferencias entre norte y sur, este y oeste, y que es mejor apostar por opciones más conservadoras. Es algo que ocurre recurrentemente con las grandes crisis, como la que rodeó la aprobación de la Constitución Europea hace más de una década.

¿Hay precedentes?

De facto, sí, claro. El euro es un buen ejemplo, pues sólo 19 de los 28 Estados Miembros comparten la moneda única. Igualmente, no todos los países forman parte de Schengen. En cierto modo la Europa de varias velocidades ya existe, y hay determinados Estados (como Reino Unido, Irlanda o Dinamarca) que han permanecido al margen de políticas concretas o bloques enteros (Interior, derecho de asilo) y Europa ha seguido adelante.

¿Sería un fracaso apostar por esa vía?

Políticamente, sí. No se resucita la idea de "dos o más velocidades" porque se crea que es la mejor opción, sino la menos mala o en la práctica la única posible. Los grandes creen, como defendían Schäuble y Lamers, que si unos cuantos se lanzan harán de imán para los demás, que el temor a quedar aislados será combustible suficiente para reaccionar. Pero, sobre todo, como advertía Hollande hace unos días, estiman que "es una idea necesaria. Sin ella, Europa explotará". Al mismo tiempo, es evidente que la división en bloques es muy peligrosa y puede llevar a ulteriores fragmentaciones y enfrentamientos. Sería plasmar para todos la tesis que defendió y logró para sí David Cameron antes del Brexit, demostrar que la UE no debe buscar "una unión siempre mayor", que ha sido el lema no oficial durante décadas en Bruselas.

¿En qué áreas se podría ver el cambio?

Hay elementos que desde hace meses o años están bloqueados. La culminación de la unión bancaria, por ejemplo, parada porque Alemania se niega a más mutualización sin que el riesgo se reduzca mucho en los países del sur. La política común de asilo, que cuenta con el veto de más de una decena de países. La opción más rápida es la de la Defensa, el área que la mayoría quiere priorizar tras el Brexit y los preocupantes mensajes que llegan desde Washington. En el campo de la fiscalidad y las políticas sociales también hay una oportunidad.

¿De quién es culpa la parálisis actual?

París y Berlín impulsan las dos velocidades porque creen que Reino Unido hasta ahora, y los países del Este (Hungría, Polonia, Eslovaquia) son los que impiden el avance en general, o una política de refugiados común. Pero las voces que denuncian que son precisamente Alemania y Francia las que impiden el progreso son muchas. Si los cuatro de Versalles de verdad quieren avances, lo suelen conseguir. Y hay muchas áreas en las que los 'malos' no están. La Eurozona, que no termina de arreglarse, es el mejor de los ejemplos.

¿Es realista una UE a múltiples velocidades?

Los precedentes no son muy buenos. En Europa existe lo que se conoce como "cooperación reforzada". El Tratado de Ámsterdam, en 1997, abrió la puerta, y el de Lisboa aumentó las posibilidades, incluyendo por ejemplo la Defensa común. Es suficiente, en teoría, con que nueve países estén de acuerdo para intentar impulsar ellos solos una mayor integración común, si el resto no se quiere sumar, siempre y cuando se respeten los límites legales de los Tratados. Es un mecanismo diseñado para superar parálisis, pero la historia revela que no funciona muy bien. La Tasa a las Transacciones Financieras que más de 10 países lanzaron hace casi un lustro, entre ellos España, está en coma irreversible. A parte de eso, apenas se ha usado para legislación sobre divorcio (el único gran éxito, en 2008), patentes (2011) y los bienes de matrimonios internacionales.

¿Cómo funcionaría en la práctica?

La cooperación reforzada que permite esa Europa a la carta se pensó como un último recurso. Si dentro del Consejo Europeo no hay mayoría, después de un tiempo y todos los intentos posibles, el propio Consejo debe autorizar en conclusiones oficiales que una serie de países lo intenten en grupo. En el caso de las patentes, España e Italia, que se sentían discriminadas, pidieron que se anulara precisamente esa decisión. Este jueves, en Bruselas, los líderes incluyeron un caso concreto, autorizando la cooperación reforzada, para la que hay ya al menos 17 Estados dispuestos, para una Fiscalía europea.

El Mundo (España)

 



Otras Notas del Autor
fecha
Título
10/07/2018|
27/06/2018|
09/05/2018|
09/04/2018|
07/01/2018|
21/10/2017|
05/09/2017|
24/06/2017|
11/06/2017|
05/06/2017|
31/05/2017|
26/05/2017|
24/04/2017|
20/04/2017|
01/04/2017|
31/03/2017|
09/03/2017|
07/03/2017|
02/03/2017|
22/02/2017|
05/12/2016|
17/10/2016|
27/04/2016|
10/04/2016|
27/03/2016|
28/11/2015|
22/11/2015|
11/11/2015|
10/11/2015|
23/09/2015|
25/08/2015|
25/02/2015|
24/02/2015|
20/02/2015|
20/11/2014|
19/10/2014|
09/08/2014|
06/03/2009|
06/03/2009|
08/02/2009|
01/02/2009|

ver + notas
 
Center for the Study of the Presidency
Freedom House