El debate migratorio topa con la demografía: las minorías serán mayoría.Auge hispano: En el 2009, el 49% de los nacidos en EE. UU. pertenecía a minorías. Ocaso “Wasp”: Por primera vez, en el Tribunal Supremo no habrá ningún miembro protestante.Brecha generacional: Los jóvenes han crecido en la diversidad; los mayores recelan. Blancos y anglosajones: "Antes disfrutaban de una especie de monopolio, ahora son una minoría".
"Este mundo ya no es blanco, y nunca más será blanco",
escribió el novelista James Baldwin en un ensayo publicado en 1955. La cita
figura en El puente,del periodista David Remnick, un libro que, además de ser
la biografía más completa sobre Barack Obama, traza el retrato de un país cada
vez más diverso y mestizo como el presidente, hijo de una blanca de Kansas y un
negro de Kenia.
Con el trasfondo del debate sobre la inmigración y la adopción de una
ley más restrictiva en el estado de Arizona, la reflexión de Baldwin - y la
biografía de estadounidenses como Obama-adquiere un relieve especial. La
renovada retórica contra la inmigración choca contra una realidad: en las próximas
décadas, los blancos dejarán de ser mayoría en Estados Unidos.
A esta previsión se suma otro hecho. Si el Senado confirma a Elena
Kagan, nominada por Obama, como juez del Tribunal Supremo, por primera vez no
habrá protestantes en esta institución. Kagan, que es judía, sustituye al
protestante John Paul Stevens.
"La señora Kagan está ayudando a barrer uno de los últimos
vestigios de un grupo que gobernó la política, el dinero y la cultura americana
durante buena parte de la historia nacional", ha escrito el periodista
Robert Frank, que ve en el nombramiento el ocaso de los WASP,las iniciales
inglesas de protestantes blancos y anglosajones.
En este contexto, iniciativas como la ley de Arizona o la emergencia del
Tea Party, el movimiento conservador formado en gran parte por hombres blancos
mayores de 45 años, aparecen como una reacción defensiva, a la desesperada, de
una mayoría a punto de convertirse en minoría: el canto del cisne de un país
cada vez menos blanco, obligado a revisar la imagen que tiene de sí mismo.
La demografía es tozuda. En el 2009, un 49% de los nacidos ese año en
Estados Unidos pertenecía a minorías, según datos del censo publicados esta
semana. En el 2011 podría haber más nacimientos entre las minorías - sobre todo
hispanos-que entre los blancos no hispanos. En estados como California, Texas o
Arizona, las minorías ya son mayoría entre los menores de 15 años.
Lo llamativo, como subraya el demógrafo William Frey, es que "en
los últimos el crecimiento de la población hispana se debe a la fertilidad, no
a la inmigración". "Hay que tener en cuenta que la alta fertilidad de
los hispanos en EE. UU. no es sólo por la tasa de fertilidad. También tiene que
ver con la edad: hay más personas en edad de tener hijos", dice.
El debate sobre la inmigración es generacional. Frey constata la
existencia de una "brecha generacional y cultural". Arizona es el
ejemplo extremo: en Phoenix, la capital, los blancos representan el 85% de la
población jubilada, pero sólo el 44% de la infantil.
"Muchas personas que crecieron en este país en los años 50 o 60 no
vieron demasiada inmigración, no vieron personas distintas, en términos de la
lengua y las costumbres. Es natural temer el cambio - dice Frey-.El hecho de
que muchos de los más jóvenes son hijos de los nuevos inmigrantes o inmigrantes
significa que en el futuro serán más abiertos".
Los cambios transforman a la elite. En una entrevista en el 2008, dos
años antes de morir, el novelista Louis Auchincloss, uno de los últimos
ejemplares de la aristocracia blanca y protestante, declaraba: "La gente
que tenía dinero cuando yo era joven sigue teniéndolo. Pero el dinero se ha
extendido y, mientras antes disfrutaban de una especie de monopolio, ahora son
una minoría".
El porcentaje de protestantes en el Congreso ha pasado de un 74% en 1961
a un 55% ahora. La llegada de la primera hispana en el Supremo refleja esta
evolución. El declive de los WASPenWall Street, también. En el 2010,
Rockefeller - emblema añejo del establishment-es un apellido más.