En el verano del año 2003, como presidente de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados, planteamos este tema que por aquella función detectáramos como creciente y explosivo.

El riesgo sanitario carcelario, el hacinamiento, la inseguridad del sistema  y la necesidad de adoptar medidas de descompresión por la utilización de otros locales como los disponibles en un sistema militar con capacidad ociosa, están plenamente vigentes. Desde entonces y hasta la fecha hemos venido insistiendo en estos temas con suerte variada. Nadie se opone formalmente porque seria una irresponsabilidad, pero durante años, se ha venido esquivando hasta que los hechos con su porfiada insistencia nos reclaman su atención ante la creciente e indisimulable preocupación.

"De cárceles y cuarteles"  y "Muchos presos, pocas cárceles, mucha inseguridad y cuartelesvacíos y sin recursos", fueron algunos de nuestros editoriales sobre el tema a lo largo de todos estos años.

 Efectivamente. Hoy se informa sobre un brote de tuberculosis en establecimientos donde conviven hacinados y con poquísima higiene, quienes por sus delitos y por orden de la justicia deben estar privados de libertad. Estamos ante la comprobación de una realidad absolutamente peligrosa.

Si a eso sumamos que en un fin de semana con las visitas incluidas en un centro de detención, entre reclusos, personal y visitantes pueden haber mas de cinco mil personas en contacto directo con los presos, el riesgo de propagación de cualquier enfermedad infecto contagiosa es mayúsculo.

No es novedoso dejar establecido que este tema es conocido en centros carcelarios de la región, con situaciones más o menos mimetizadas que producen severas consecuencias a la sociedad. No se trata de otra cosa que procurar aislar estos focos de enfermedad para un debido tratamiento, incluyendo el seguimiento de las personas del entorno próximo para protección de todos y evitar males mayores

Nuestra reiterada idea de establecer en locales del ministerio de defensa ociosos a la población reclusa que teniendo mérito así lo solicitarte o resultare necesario, felizmente aunque cinco años después de ser inicialmente planteada en varios escenarios, nuestra propuesta ha tenido avances con la entusiasta adhesión de otros sectores políticos nacionales, incluido el gobierno.

Aquel articulo Cárceles y Cuarteles publicado hace ya mucho en estas mismas páginas fue una anticipación de nuestra preocupación hoy confirmada.

Siempre habrá cosas difíciles de explicar, como por ejemplo por que aun están pendientes de ser tratados en Cámara, esperando turno mientras la realidad nos supera,  nuestros proyectos sobre la Protección de Victimas y testigos, o el de Personas Ausentes, o el del Patronato de Egresados del INAU para atender el egreso de miles de jóvenes que han hecho de esa institución su hogar. Siempre surgen "temas", que postergan los asuntos cruciales hasta que la próxima crisis nos atrapa con la guardia baja.

Estos asuntos son de todos, no admiten visiones políticas menores, sino preocupaciones y acciones compartidas, que se sostengan en el tiempo.

Ser hoy un funcionario de cárceles o tener que ver con el tema de los menores que delinquen,  es un riego multiplicado en lo sanitario, que le pone un plus de peligro a la dificilísima función de la policía y los operadores de la justicia. Ser un preso que aspira a cumplir su pena y reinsertarse a la sociedad – que aun los hay- es un aventura casi sin destino y ser victima o testigo de un delito, una heroicidad. Así es muy difícil vivir  la libertad. Debiéramos preocupamos por actuar rápidamente en estos temas, o los temas terminaran ocupándose de nosotros.

Representante Nacional – Partido Colorado- Uruguay

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