Pero ante la anunciada salida masiva de turistas, cambiamos hoy de giro editorial, e incursionamos en algunas reflexiones quizás hasta por demás elementales, pero que en algún caso uno cree por experiencia propia, que pudieran llegar a ser de alguna utilidad.

Aunque todo lo que digamos hoy aquí parezca obvio, nos propusimos enfocar el tema de los viajes y el modo que hemos aprendido de reducir los riesgos, que se quiera o no salir por unos días de vacaciones siempre implica, sobre todo si no se toman algunas precauciones.

Existen decenas de cartillas que indican las normas básicas de seguridad, que hoy más que nunca procuran enseñar a moverse con la mayor independencia y a disimular la condición de turista, sobre todo para tener suficiente información y para no ser -y lo que es aun mejor no parecer- desconcertado sapo de otro pozo en ningún lado. Nada es más peligroso en estos tiempos, que el clásico atuendo de turista, cámara al hombro y mapa en mano.

En algunos lugares lo mejor es parecerse lo más posible al entorno y sobre todo, saber mimetizarse en el vestir simple y funcional. Saber a quien preguntar si buscamos un lugar concreto, aprender a consultar en los hoteles aun cuando no se este hospedado en ellos, y ser siempre cuidadosos en el exterior al momento de tomar un taxi, son siempre fórmulas sencillas para estar mucho más seguros.

Si se viaja con niños, no perderles la pista, NUNCA. Un viaje no es el momento para que comiencen a experimentar su independencia, incluyendo el aparentemente simple ingreso a un baño público o que se pierdan de vista solos corriendo por los corredores de un hotel. Y si se viaja en auto, controlar su estado general, y sobre todo tener seguro al día. No importa que sea auto propio o alquilado.

El dinero que uno lleva consigo, siempre debe ser en mínimas cantidades y en diferentes bolsillos, y si es posible repartido con quien nos acompaña.

Ser cuidadosos al entregar la tarjeta de crédito al pagar, no perderla de vista y además, jamás hacer negocios raros con nadie, para evitar caer en el ya tristemente famoso cuento del tío, contra el que la única vacuna conocida, es que cuando se sale de paseo…se pasea.

Esto es siempre válido, ya sea que uno vaya a la Rural, al Parque Rodó o a New York. Donde sea que se viaje, bueno es tener en un bolsillo los teléfonos de casa y los números de contacto con código del país si estamos fuera, incluyendo el número para llamar con cobro revertido a algún pariente o amigo si precisamos algo.

Es bueno tener la dirección y el teléfono del hotel siempre con uno, y a muy buen recaudo los números de teléfono de reporte de extravío de las tarjetas de crédito, y del seguro de salud si se contrató el servicio.

Todos los datos importantes, fechas, direcciones, teléfonos, datos de pasajes, y números de documentos, es bueno enviárselos a uno mismo a la propia cuenta de correo electrónico en Internet, además de llevarlos y tenerlos bien guardados.

Si es posible, procurar dejar los documentos y pasajes, sobre todo el pasaporte a buen recaudo en la caja de seguridad del hotel o donde fuere, y salir con una fotocopia del documento con el sello del hotel si fuera el caso. Si depende de los lentes para poder ver lo esencial, no olvide llevarse un par extra, aunque más no sea para salir del paso.

No se trata de vivir obsesionado esperando lo peor, ni de estar mirando por encima del hombro a cada paso, mucho menos de ver en cada desconocido un atacante feroz. Se trata solamente, de tener un mínimo de precaución para estar mucho más tranquilos y disfrutar mejor.

Si se viaja al exterior, el teléfono y la dirección del consulado uruguayo más próximo es siempre imprescindible, y en caso de cualquier problema legal o de naturaleza compleja, no debería tener duda en llamar al consulado o en su caso a la embajada uruguaya más próxima. El servicio de asistencia de los funcionarios uruguayos en el exterior es una excelente tradición de décadas de eficiencia, de la que podemos estar muy orgullosos.

Si quedan aquí personas mayores o niños, es bueno referenciar bien al amigo o al pariente que integra nuestra Arca de Noé vital. Hoy es bueno además que alguien nos vigile de cuando en vez el rancho, siempre bajo la sabia máxima de hoy por ti, mañana por mí.

No importa que antes alcanzara con tener un amigo que le diera de comer al perro, al gato y a los canaritos, y nos regara las plantas alguna vez. Pocas cosas más gratificantes que salir a recorrer, pero bueno es tomar algunas precauciones, ya que al final no cuesta casi nada. Es algo así como cuando se viaja en auto, estar seguro de que todo esta bajo control desde el nivel de aceite y valvulina, y estar bien seguro de llevar auxiliar, llave de tuerca y gato.

Fuera de eso, viajar cuando es con otros, siempre implica transar y conceder, la buena voluntad y el buen ánimo es requisito esencial para disfrutar a pleno. No olvidar que de vez en cuando dejarse llevar es buena cosa y es una buena forma de gratificar a los demás cuando se quiere bien. Las preocupaciones y problemas es bueno que los dejemos en el placard de casa para la vuelta.

Sobre todo distiéndase, se trata de no llevar la pesadumbre de turismo. Ya habrá tiempo de ocuparse el lunes nueve de abril de todo eso, que es cuando según se dice, comienza oficialmente el año junto con la llegada del último ciclista. Mientras tanto, bien disfrutar y de buen humor.

Después de todo, procurar ser y además ayudar a hacer felices a los demás, es una buena meta a perseguir de quienquiera que esté de vacaciones…aun cuando sencillamente y por la razón que fuere, se quedara a hacer turismo en casa.