Como resultado de las elecciones pasadas como sustento y con una conducta de gobierno monopólica como estilo, elige tiempos, temas  y proyectos, para transformar en ley cualquier iniciativa sin demasiado análisis. Se actúa sin la garantía del abordaje desde el crisol parlamentario y de la sociedad en sus diferentes visiones de una realidad cada vez más compleja. Se instaló inconvenientemente en solitario, incluso para sus propios intereses como ya se esta viendo, porque tener la exclusividad en las acciones termina en  la consecuente exclusividad por el resultado.

Al contar con  una mayoría absoluta en el parlamento  y el total y excluyente control e integración del Poder Ejecutivo y de toda la administración autónoma y descentralizada del país, el manejo de los temas legislativos y ejecutivos y los tiempos políticos son prácticamente monopólicos.

En ese contexto, donde no hay  comisión investigadora que prospere aun en la evidencia de sus resultados, ni interpelación que definición que no sea la absoluta satisfacción de la mayoría, o donde los proyectos de ley se  procesan en el parlamento como si este fuera un mero registro de proyectos que se convierten automáticamente en leyes. Se resuelve permanentemente ingresar proyectos legislativos que tienen por principal características el desorden en su redacción, tratamiento y discusión hasta que después de suprimir la lectura y votarse en bloque se aprueban a veces en horas, como leyes de singular importancia en la vida de la República.

Esto se da ahora con mayor pasión por acercarse el año final del periodo quinquenal, que siempre baja su nivel de actuación por ser año electoral.

Algunos ejemplos son paradigmáticos: las leyes presupuestales, la Reforma Tributaria y su IRPF, la integración de Venezuela como miembro del MERCOSUR por la ventana,  la ley de salud reproductiva, la reforma del sistema nacional de salud, o sobre la prescripción de inmuebles, y ahora la reforma de la educación entre otras muchas que están en el inventario de todos, según el campo de actividad de que se trate.

Esta ley de educación que se viene de aprobar, También en forma ultra veloz, sin ser de urgencia, se aprobó en las postrimerías de un gobierno con problemas internos evidentes, en una colectividad tan diferenciada y muchas veces contradictoria ante si misma según los sectores, lanzada ahora a la contienda preelectoral. La ley pese a su importancia se aprobó casi sin debate y teniendo en contra todo el sistema político y educativo del país, y en la propia interna del partido en el gobierno, con votos en contra y retiro de sala. Fue una votación con fórceps, como fue fácil advertir en los rostros de los coaligados legisladores frenteamplistas. Si algo se aprende a ver en un legislador a poco de observarle, es cuando vota sin convicción. Este fue un caso típico y cumple el paradigma.

Cuando se anuncio legislar sobre educación, se convocó a asambleas y congresos, se agitó entonces la consideración de temas en forma de consulta. Se concluyó por parte de los consultados gremiales, en demandas que comenzaron con ser de participación, pasando a la pretensión innegociable de ejercer el co-gobierno, respecto de los órganos de conducción de toda la enseñanza en Uruguay.  

Por otra parte,  la oposición política a la que una vez más no se le tuvo en cuenta, votó en contra del proyecto por considerarlo absolutamente contrario a los intereses nacionales del modo en que fue procesado y finalmente redactado. Por algo esta oposición política, que representaba entonces la mitad del país y hoy mucho más,  exigió participar y le fue negado, quedándose sin representación en el órgano superior de conducción de la enseñanza. A partir de allí se pasó a no tener noticia de lo que se hacía, si no era por la prensa y ante hechos consumados.

Hoy tenemos una ley impuesta, sin consenso en la sociedad, resistida hasta el escándalo por los propios sectores gremiales más activos de la educación y votada en medio de un paro general de toda la enseñanza del país. Estaban de paro general, la educación pública y privada, la  escolar, la media y la superior, justo en el momento en que se consideraba en nuestra Cámara de Diputados y se terminaban desalojando las barras en medio de una lluvia de panfletos contra la ley e insultos contra los legisladores oficialistas, que en el Senado fue aun peor como se vio por el país, ante cámaras de TV.

Sinceramente no se entiende ni el método ni el propósito de esta forma de actuar, porque la falta de mérito es evidente. Estas leyes son insostenibles sin el marco de estas inestables mayorías circunstanciales, y técnicamente inaplicables, por lo que serán derogadas por el próximo gobierno cualquiera fuera por absolutamente inconvenientes.

Desde las responsabilidades que asumirá nuestro partido, ya esta claro que esta ley seguirá la misma suerte de otras igualmente imprudentes, las que fueran aprobadas en forma políticamente ficta, en medio de severas imperfecciones, inoportunidades e inconveniencias. Pero para eso aún habrá que esperar, aunque ya falta mucho menos.- 

Representante Nacional – Partido Colorado- Uruguay

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