La ejecución de un sargento de la Fuerza Aérea de Estados Unidos en Ciudad Juárez esta semana podría ser considerada un hecho normal dentro de la guerra que vive esa ciudad fronteriza, una víctima colateral en un conflicto intestino que no tiene fin en el horizonte.
Pero lo cierto es que una pregunta queda en el aire: ¿qué hacía el sargento –o mayor-- David Booher en un centro nocturno de Ciudad Juárez? ¿Por qué y con autorización de quién cruzó a México?
Me explico: desde hace aproximadamente 9 meses es prácticamente imposible, casi hasta ilegal, para un soldado estadounidense cruzar a Ciudad Juárez sin autorización de sus superiores, esto como parte de la doctrina de seguridad interna de las fuerzas armadas de Estados Unidos.
Debido a la violencia del narcotráfico, el alto mando militar de Estados Unidos, es decir, el Pentágono, emitió un lineamiento a principios de este año en el que estableció que para cruzar a México era necesario dar una razón válida a un superior, contar con su anuencia y estar al día en entrenamiento antiterrorista.
Eso en Tijuana. Pero cruzar a Chihuahua era, para todo fin práctico, ya casi imposible.
“Ciudad Juárez es territorio prohibido”, se informó a los soldados de Fort Bliss, a unos kilómetros de México, en diciembre pasado. La nota la publicamos en Milenio. Y luego entonces, surge la pregunta: ¿Qué hacía Booher en México? ¿Por qué los primeros reportes hablan de que los sicarios que arribaron al centro nocturno Amadeus quisieron levantarlo?
¿Estaba haciendo operaciones de inteligencia? ¿Era un simple e inocente turista en un fin de semana de putas en la ciudad más peligrosa de México? ¿Tenía algo más que hacer en Ciudad Juárez, una ciudad que ha sido declarada off limits para el personal castrense estadounidense por Washington?
Booher, por los registros militares disponibles a los que tuve acceso, perteneció en el pasado al Ala 919 de Operaciones Especiales de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, basada en Florida y la cual se dedica a “operaciones encubiertas” y que ha participado en distintas misiones de alto riesgo lo mismo en Irak como en África.
Por ello, no deja de abrir muchas preguntas que un sargento –o mayor, así es como se le identifica en los documentos del Ala 919—de ese grupo haya sido ejecutado en Ciudad Juárez, muy probablemente la plaza más caliente de todo el hemisferio occidental.
Para todo fin práctico Booher sabía muy bien en dónde se estaba metiendo.
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La historia de operaciones de inteligencia de Estados Unidos en México es larga. Tanto, que a veces ya no es ni un secreto. Pero dentro de la guerra que vive el país en la actualidad Washington no se ha quedado al margen. Lejos de ello, ha buscado tener toda la información posible sobre qué pasa al sur de su frontera.
Mencionaré, a manera de colofón, que hace apenas dos años la DEA envió un presupuesto especial al Congreso de Estados Unidos para solicitar fondos adicionales para el financiamiento de dos operaciones conocidas como “Caballero Noble” y “Colmillo Blanco” mediante las cuales el gobierno de Estados Unidos quería hacer “inteligencia humana” –traducido como espionaje—en la frontera con México para penetrar a los carteles de la droga.
Anexo el link que lleva a esos documentos:
http://www.ncjrs.gov/pdffiles1/ondcp/216432.pdf
Si Booher estaba en labores de inteligencia o no, eso probablemente nunca se sabrá. Lo cierto es que este soldado estadounidense no tendría por qué haber estado en Juárez. No ahora, no con las restricciones que pesan sobre personal estadounidense, no con la violencia que afecta a la ciudad.
A menos que, en efecto, hubiera tenido que estar ahí.