A los mexicanos se les pide un rescate de entre mil 500 y 3 mil dólares. A centroamericanos, un poco menos, aunque no hay garantía de que la libertad vendrá con el pago. No existe una cifra negra de cuántos migrantes han sido bajados por rip crews, debido a que aquellos que son liberados no quieren tener acercamiento alguno con las autoridades federales estadounidenses. Pero se puede adivinar que ésta es ya toda una industria millonaria, con algunos cautiverios con duraciones reportadas de varios meses, algo prácticamente inédito en Estados Unidos.
***
Desde 2008, la capital de Arizona, Phoenix, se ha ganado el nada envidiable mote de la “capital del secuestro” de Estados Unidos, supuestamente sólo por detrás a nivel mundial de Bogotá y la Ciudad de México con centenares de secuestros reportados y un incuantificable número más en cifra roja.
En 2009, mientras realizaba un reportaje al respecto, un agente de la policía de Phoenix me dijo que la ciudad había determinado crear su propio equipo antisecuestros para tratar de confrontar la crisis. Varios videos y audios a los que tuve acceso daban una idea del tamaño del problema: mostraban casas de seguridad rodeadas por equipos SWAT, helicópteros, armas largas y policías con pasamontañas desplegados con una alarmante frecuencia. Decenas de hombres –mexicanos y mexicano-americanos, nuevamente-- ya habían sido arrestados.
Una grabación hecha por ICE en el caso de un secuestrador en Phoenix pudo haber sido tomada de cualquier caso mexicano. “¿Quieres que le corte la oreja? Se la voy a cortar si no me das dinero”, decía la voz del delincuente, aprehendido luego de que fuerzas especiales irrumpieran en su casa para someterlo.
Tenía a su secuestrado en la bañera, amarrado de manos y pies.
***
“Se los están bajando unos a otros”, me dijo no hace mucho un diplomático mexicano estacionado en la frontera adscrito al área de protección consular. Me contó que la situación fronteriza estaba dando un giro hacia lo peor y que se habían registrado verdaderas batallas entre pandillas antagónicas por la posesión de indocumentados, muchos de los cuales pasaron de mano en mano en más de una ocasión.
Hubo el caso de un grupo que, a punta de pistola, fue robado por un rip-crew. Pero los coyotes se reorganizaron y dieron cacería a la pandilla enemiga, a la que forzaron a entregar la mercancía. O sea, a los migrantes, que de todas formas debieron pagar a sus guías originales dinero extra para poder ser liberados.
La guerra entre coyotes y rip crews ha tomado visos más teatrales. Hace una semana, el sheriff del condado de Pinal en Arizona emitió un APB (All Points Bulletin, emergencia general) en el que advertía que uno de sus alguaciles encontró “patrullas clonadas” con luces de emergencia y sellos oficiales.
Se determinó entonces que los equipos de robo han establecido retenes falsos, como si de México se tratara. Todo, con la idea de engañar a los coyotes para que se detengan y, una vez en la trampa, hacerles entregar a los indocumentados.
Y es aquí donde Terry entra al relato.
De acuerdo a las versiones preliminares ofrecidas por la Patrulla Fronteriza, Terry murió cuando se encontró con un rip crew que se preparaba para dar un golpe. Al confrontarlos, los pandilleros dispararon contra el patrullero, al que hirieron de muerte. Sus compañeros abrieron fuego y varios riperos resultaron heridos.
¿Por qué la muerte de este policía sobresale de entre otras de agentes fronterizos? Terry, un ex militar, pertenecía a BORTAC, un equipo de élite de la Patrulla Fronteriza compuesto por ex infantes de Marina y soldados al que se confían tareas demasiado complejas y peligrosas para unidades comunes y corrientes.
Con años de guerra a cuestas, Terry no era un patrullero promedio con una simple pistola de cargo. Nada más lejano de la realidad. BORTAC dota a sus oficiales de armas largas y chalecos tácticos, además de apoyo de tecnología de punta como aviones robóticos y lentes de visión nocturna. Que le hayan matado habla de la capacidad de fuego de los rip crews que, se dice, estarían siendo asesorados por integrantes de los Zetas.
Las cosas han subido de nivel en Arizona.