Un reporte de inteligencia del Departamento de Justicia estadounidense, obtenido por MILENIO, revela que los carteles mexicanos se han visto orillados a depender más y más de pandillas estadounidenses para sostener la lucha por Juárez y El Paso, al estar atrapados en una virtual guerra de desgaste, casi de trincheras, que les ha costado demasiados sicarios, operadores, distribuidores y administradores en los últimos años.

Acorde a un análisis sobre el tráfico de drogas en Texas Occidental 2009 (HIDTA por sus siglas en inglés), el norte de Chihuahua y el sur de territorio texano se han vuelto zonas en las que las siguientes pandillas estadounidenses se disputan la supremacía y batallan de forma cotidiana por órdenes del cartel de Sinaloa y Juárez:

Por un lado y como la organización más poderosa se ha establecido la pandilla Barrio Azteca, alineada con el cartel de Juárez y que desde distintas cárceles tanto mexicanas como estadounidenses asiste en la distribución de drogas y eliminación de rivales en ambos países.

Fundada en 1986, se estima que tiene aproximadamente a 5 mil miembros repartidos en ambos lados de la frontera mexicano-texana.

En el otro bando se encuentran los Mexicles y los Sureños, contratados por el cartel de Sinaloa y quienes han comenzado a incrementar su presencia en la región para fortalecer los intentos de sinaloenses por consolidarse en Chihuahua y Texas.

Conocidos también como el Partido Revolucionario Mexicano, los Mexicles fueron fundados en 1987 en la cárcel estatal Tennessee en Texas y tienen una fuerza que podría alcanzar los 2 mil miembros. Los sureños, en tanto, nacieron en California, datan de finales de los sesenta y podrían tener mil 500 integrantes.

Para equilibrar los números entre sus pandilleros y los de sus rivales, el cartel de Sinaloa, se añade en el informe, “ha emprendido una campaña por eliminar a los principales líderes de Barrio Azteca en Juárez para convencer a la pandilla de desertar del cartel de Vicente Carrillo y alinearse con el Chapo Guzmán”.

El Departamento de Justicia calculó que al menos 500 pandillas callejeras y 20 pandillas carcelarias han sido atraídas a la batalla por Juárez y El Paso en los últimos meses, una tendencia que no ha escapado a agencias federales como el FBI y la DEA.

“Los datos disponibles indican que cinco agencias federales ya reportan que el nivel de involucramiento de las pandillas callejeras en el tráfico de drogas es alto. Por ejemplo, el Barrio Azteca ya controla la distribución de cocaína, heroína y marihuana en El Paso debido a sus conexiones con carteles mexicanos”, se consideró en el reporte.

EL CÓDIGO NAHUATL

Aun cuando Barrio Azteca se ha erigido en la pandilla más poderosa –y codiciada—en la guerra de los carteles de la droga, el gobierno estadounidense admitió que golpes judiciales a su estructura de mando le han dejado “vulnerable” y en un estado de recomposición que podría cambiar la situación en Juárez y El Paso.

“Seis de sus líderes fueron encarcelados en diciembre de 2008. El testimonio durante el juicio reveló que Barrio Azteca se involucró en narcotráfico y lavado de dinero lo mismo en El Paso como en Juárez a través de amenazas, intimidación, asalto y hasta asesinatos”, indicó el Departamento de Justicia.

Sin embargo, las autoridades estadounidenses admiten que esta pandilla logró un nivel de organización pocas veces visto en grupos de su naturaleza, probablemente gracias a la ayuda financiera y logística que ha fluido del cartel de Juárez en los últimos meses y años.

Y es que para evitar la intercepción de sus mensajes, Barrio Azteca comenzó a desarrollar códigos secretos y ha enviado sus correos escritos en náhuatl.

Es así como las órdenes de sus liderazgos, entre las que se cuentan algunos mensajes del propio cartel de Juárez a pandilleros de bajo nivel, han sido transmitidas sin ser interceptadas.

Así como su reestructuración ha sido exitosa, el papel de Barrio Azteca con el Cartel de Juárez ha sido “altamente provechoso”, acorde a lo expuesto en el informe: “Sus miembros ahora extorsionan a otras pandillas y cobran el impuesto a la venta de drogas para después entregarlo a altos miembros del cartel”.

BATALLA TRIPARTITA

Ciudad Juárez, según las conclusiones estadounidenses, está en este momento siendo disputada por una alianza que comprende al cartel de Juárez, la organización de los Beltrán Leyva, el cartel del Golfo y los Zetas en un bando y, en el otro, el cartel de Sinaloa y las organizaciones de Ignacio “Nacho” Coronel y Juan José Esparragosa, el Azul.

Sin embargo, aun tras meses de pelea y centenares de ejecuciones, no hay todavía ningún resultado claro.

“Pese a la intensidad de la batalla, ninguna organización ha logrado establecer su dominio”, estimó el área de inteligencia del Departamento de Justicia, que también aventuró que los días de Juárez como un importante centro de cruce de drogas a Estados Unidos están por terminar, al menos momentáneamente.

“Los traficantes mexicanos muy probablemente buscarán rutas alternativas para sus cargamentos de droga, posiblemente en Arizona y Nuevo México, en donde menos violencia y menos operaciones antinarcóticos se están desarrollando”, consideró Washington.