De norte a sur es diferente: a diferencia de quienes van a territorio estadunidense y cuyos autos a veces son hasta desmantelados en busca de contrabando, el conductor que viaje a México podrá ingresar en menos de tres minutos en promedio si es que no transporta contenedores. Y si la placa de su auto es mexicana, pocas veces será revisado por agentes del Servicio de Administración Tributaria (SAT), del que dependen las aduanas en el país.

Pero en el quinto año de la guerra entre y contra los cárteles de la droga y con miles de armas de todos los calibres perdidas y circulando en territorio mexicano, después de haber ingresado clandestinamente, esa laxitud se ha convertido en un problema de seguridad.

Una investigación de MILENIO realizada vía la Ley Federal de Transparencia da cuenta de que en los últimos cinco años las aduanas de México sólo han logrado confiscar una minúscula cantidad de armas, dejando todo el peso de recuperarlas a la Secretaría de la Defensa Nacional, la Policía Federal y las policías locales una vez que ya han entrado a territorio nacional y se encuentran integradas a los arsenales del crimen organizado.

De acuerdo con cifras obtenidas mediante las solicitudes 0610100172509 y 0610100010411, si bien el SAT presume de haber decomisado varios centenares de toneladas de ropa y piratería, en lo que hace a armas tiene sustancialmente menos éxito: desde 2006, mil 15 armas han sido detenidas en sus 47 aduanas terrestres o en puertos aéreos y marítimos.

En cambio, decenas de miles de armas originadas en Estados Unidos o Guatemala, desde rifles AK-47 o R-15 hasta fusiles antiaéreos como el Barret de calibre .50, han pasado prácticamente desapercibidas por las fronteras, por donde, se estima, cruzan a diario al menos dos mil armas. En medio de la peor crisis de contrabando de armamento en la historia moderna del país, las aduanas mexicanas han confiscado menos ametralladoras que la Policía Federal.

En menos de un año, tan sólo de agosto de 2009 a junio de 2010, las Unidades Operativas de Investigación de la Policía Federal —distribuidas en distintos puntos del país—reportaron haber decomisado 537 armas largas, casi 60 por ciento de todas las que han sido detenidas por el SAT en cinco veces más de tiempo.

La Sedena tiene cifras superiores. Al interior del país, una vez que ya han cruzado las fronteras, ha decomisado 163 mil armas desde el inicio del sexenio.

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Confrontada con un pico en la violencia entre pandillas, hubo un momento en el que la agencia encargada de la vigilancia de aduanas determinó que era necesario detener el flujo de armas en la frontera para evitar que terminaran en manos de delincuentes.

“Cada día, millones de dólares de bienes y servicios cruzan la frontera. Pero junto con el comercio legítimo, los criminales han decidido contrabandear distintas mercancías, incluidas armas de fuego”, admitió la agencia gubernamental, que lanzó un operativo para incrementar el número de armas confiscadas.

Pero esa agencia no es el SAT. Es la Agencia de Seguridad Aduanal de Canadá, que con una frontera compartida con Estados Unidos casi tres veces más grande que la de México —8 mil 891 kilómetros frente a 3 mil 169—, tiene una tasa de éxito más elevada en la confiscación de armas de contrabando. Entre enero de 2001 y diciembre de 2005, por ejemplo, la agencia canadiense decomisó 4 mil 281 armas, de acuerdo con estadísticas de Ottawa.

La debilidad de las aduanas no ha pasado desapercibida en el gobierno de Estados Unidos, que mantiene desde hace dos años un programa de entrenamiento de personal del SAT en el Centro de Adiestramiento Fronterizo del Departamento de Seguridad Interna, en El Paso, Texas.

“El Buró de Protección de Aduanas y Fronteras ha intensificado sus esfuerzos de entrenamiento con entidades gubernamentales. Un esfuerzo en particular involucra acelerar el entrenamiento en detección de dinero, narcóticos y armas de fuego a personal del SAT mediante el uso de unidades caninas”, dijo en mayo de 2010 Allen Gina, subcomisionada de CBP.

Desde 2007 y dentro de la Iniciativa Mérida, Washington ha invertido casi 5 millones de dólares en modernizar al SAT, al que ha dotado de detectores de contrabando, monitores de rayos X y, apenas en 2011, 68 detectores CT de rayos gamma, capaz de detectar compartimentos secretos en automóviles y camiones.

El SAT también ha sido invitado a participar en encuentros con agencias estadunidenses para elevar su efectividad. Un total de 22 funcionarios de aduanas han tomado parte en reuniones de seguimiento y planeación estratégica de la Iniciativa Mérida desde 2007, según la solicitud de información 0610100178110.

Pero a la inversa de la llegada de más material, acceso a reuniones de alto nivel y pese al entrenamiento a agentes aduanales por parte de Estados Unidos, las cifras de decomisos han caído en algunos puntos fronterizos, como Ciudad Juárez, aun incluso cuando Texas es uno de los estados de la Unión Americana en donde más armas ilegales son adquiridas por el crimen organizado.

En esa ciudad, una de las más violentas del país y en la que el Ejército y la Policía Federal han decomisado cientos de armas ya en las calles, el SAT sólo logró incautar entre 2006 y 2009 29 armas cortas y 27 largas. Para 2010, la cifra cayó a sólo 2 pistolas y un rifle embargados.

Un total de 59 armas en 5 años.

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Por cifras, el principal punto en el que el SAT ha tenido éxito en el embargo de armas es Nuevo Laredo, en Tamaulipas, convertida en la aduana más favorecida por el crimen organizado para tratar de introducir armamento de forma clandestina.

Pero en el resto de las garitas el panorama es diferente. Los registros detallan que en los puntos fronterizos de los seis estados de la frontera norte sólo se ha logrado frenar una parte mínima armas. En casi seis años, el SAT tiene documentada bajas incautaciones desde Tijuana hasta Reynosa.

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Hay que recordar que en marzo pasado, el fiscal general de Estados Unidos, Eric Holder, ordenó a funcionarios de alto nivel del gobierno realiza r una investigación sobre un operativo federal en el que permitió la entrada de miles de armas a territorio mexicano.

La decisión surge a raíz de que un agente de la Oficina para el Control del Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego revelara que mediante la operación Rápido y Furioso, la agencia estadunidense dejó en manos de contrabandistas miles de armas con el objetivo de rastrearlas hasta los criminales.

Reportes de la ATF revelan que unas mil 765 armas fueron vendidas a presuntos contrabandistas en un lapso de 15 meses como parte de la investigación, de las cuales 797 fueron recuperadas en ambos lados de la frontera México-EEUU, incluyendo las 195 que fueron ligadas a crímenes en suelo mexicano.