El experimento es visto con preocupación y alarma por el carácter autoritario del presidente Kim Jong-Il, que heredó el poder de su padre Kim il-Sung hace 20 años.

El propio presidente norteamericano George W. Bush, que invadió Irak hace tres años con el argumento de que tenía un arsenal nuclear -lo que resultó inexacto-, dijo que la prueba atómica norcoreana "era una amenaza inaceptable para la paz y la seguridad, que merece una respuesta inmediata".

Sin duda, con su acción Corea del Norte, que es un país con una población pobre y desnutrida, carente de electricidad y agua, y que se beneficia de la ayuda internacional, amenaza el equilibrio geopolítico de Asia, y del mundo entero, al ingresar al exclusivo club de ocho naciones con armas atómicas, que incluye a Estados Unidos, Rusia, Francia, el Reino Unido, China, India, Israel y Paquistán. Los tres últimos, como Corea del Norte, ingresaron en este pequeño grupo de manera subrepticia, arriesgándose a sanciones que, finalmente, no llegaron. Tal vez por ello Corea del Norte ha tomado ahora el riesgo.

No está de más recordar que América Latina se ha visto a salvo del arsenal atómico por el Tratado de Tlatelolco, promovido por México, que le valió al diplomático mexicano Alfonso García Robles el Premio Nobel de la Paz, en 1982.

En 1968 se firmó el Tratado de no Proliferación de Armas Nucleares, para reducir el riesgo de una conflagración nuclear. Hace tres años, Norcorea se retiró del pacto.

La prueba atómica resulta una derrota diplomática para China, el país que más interesado estaba en evitarla, y que más posibilidades tenía de lograrlo, puesto que Corea del Norte depende de su apoyo alimentario y energético. Es también una señal de preocupación seria para Japón, que tiene ahora a tres países con armas nucleares demasiado cerca: Rusia, China y Corea del Norte.

Por otro lado, resulta una coincidencia extraña que esta prueba nuclear ocurriese apenas unas horas antes de que el Consejo de Seguridad de la ONU aprobase proponer a la Asamblea General a Ban Ki-moon, actual canciller de Corea del Sur, como nuevo secretario general, en sustitución de Kofi Annan, quien dejará el puesto a fines de año.

Es justificada la reacción generalizada en el mundo contra la prueba atómica de Corea del Norte, puesto que con ella se altera de manera muy importante el frágil equilibrio de la paz mundial, y se pone en difícil situación a la misma Organización de Naciones Unidas, que no tuvo suficiente presencia en Corea del Norte.

En los próximos días será de la mayor importancia la decisión que tome China, país al que no conviene una situación de inestabilidad en Corea del Norte, como seguramente ocurriría con sanciones que reduzcan significativamente la ayuda que actualmente brinda a ese país. De cualquier manera, la situación política de Asia cambiará a partir de ahora. Esperemos que la comunidad internacional actúe pronto, con decisión pero también con mesura, para evitar mayores riesgos a la paz.