En consecuencia, las huestes duhaldistas de ayer hoy yacen esparcidas en bancas oficialistas y no hay un ápice de reclamo entre aquellos que, alguna vez, creyeron que el voto ciudadano otorgaba alguna suerte de poder...

Por el contrario, y lejos de todo reclamo, pudimos observar que 15 días en “la feliz” equivalen para gran parte del pueblo argentino en un pasaporte con visado gratis a nombre de Néstor Kirchner hacia el 2011 sin demasiados escollos en el trayecto. Y aún cuando entre el mar y ellos acudan los trabajadores en negro de Montoya repartiendo volantes para que Rentas sea también un personaje veraniego. Posiblemente, lo más peligroso que pueda ocurrir de ahora en más para cercenar la carrera hacia ese entonces, radica en el mismísimo titular del poder Ejecutivo Nacional. Es Néstor Kirchner el único obstáculo para sí mismo. Lo que no es poco pero sí es triste.

Al parecer la oposición sólo dará batalla si la inflación aumenta... De lo contrario, “no vale la pena” es decir que los principios que rigen la bancada “opositora” sólo cuentan si el fracaso acecha la otra parte de la Cámara. ¡Vaya punto de partida para la libre competencia electoral... !

Mientras tanto, el estadista del queso crema y de los pañales a precio regulado por el Estado tiene una dualidad esencial. Por un lado, parece desconocer absolutamente todos y cada uno de los principios de economía política que imperan en el mundo desarrollado pero por otro conoce a pie juntillas la idiosincrasia nacional de manera que ha hecho de ese dato un punto de partida interesante para “gobernar”.

Néstor Kirchner sabe que el pueblo argentino sólo reacciona cuando se le toca el bolsillo, de manera tal que reduce el axioma a una demanda constante de plata y nada más. De allí que nos encontremos, hoy por hoy, con un jefe de Estado ocupado únicamente de mantener el precio de algunos pocos productos capaces de obrar luego como generalidad aunque se trate de una ínfima parte – y a veces ni eso – de aquello que consume la sociedad.

¿Para qué ocuparse de gobernar si acaso, esta parafernalia de los “acuerdos”, sirve para mantener un status quo relativamente eficiente con miras al 2007 que es el único objetivo del gobierno nacional? Si los empresarios argentinos se prenden al juego de la extorsión y de las reglas inexistentes, ¿para qué gastar esfuerzos en establecer políticas reales que tiendan a garantizar un futuro decente? El futuro nacional se limita al calendario electoral establecido en Balcarce 50 y nada más.

El resto es más de lo mismo: Marzo y la amenaza de las clases sin comenzar, la foto renovada de la dirigencia empresaria sonriendo junto al jefe de gabinete mientras se da a conocer el listado de 8 productos que mantienen un precio fijo a cambio de otros 10 que suben sin que nadie los mencione en la TV.

El acuerdo con Hugo Moyano y la espada de la CGT como un Damocles contemporáneo que hasta ahora ve acallada su voz gracias a la apariencia de estabilidad sin que eso implique – en voz alta- otra suerte extraña de convertibilidad... Es triste volver a este escenario.

Para empezar Marzo, la orden es regular la administración de Justicia cómo si acaso, hasta la fecha, hubiese tenido algún ápice de independencia. El resto es aglutinar fuerzas y comprar voluntades al precio que fuera. En junio habrá un descanso para que los 37 millones de argentinos se conviertan en una suerte de DT pegados a la pantalla del TV y, a continuación, la misma película espera en el proyector... 

Así establecido, simula ser un año tranquilo, sin embargo, los argentinos debiéramos saber que las apariencias que nos rigen encubren tormentas antes o después. Y los “imponderables” de la política acechan sin dar tregua tan sólo para recordarnos que, el futuro, en la concepción kirchnerista, radica en una vuelta al ayer...

GABRIELA POUSA
(*) Analista Política. Lic. en Comunicación Social (Universidad del Salvador) Master en Economía y Ciencias Políticas (ESEADE) Queda prohibida su reproducción total o parcial sin mención de la fuente.