Cuando los problemas no se asumen, las soluciones no llegan. A veces, la lógica no es mala consejera. Si el reclamo ciudadano por la inseguridad cada vez más virulenta no es siquiera tenido en cuenta por la dirigencia, tanto los palos como las velas, resultan herramientas obsoletas. La seguridad requiere políticas de Estado, no verborragias, ni respuestas timoratas dadas desde atriles donde prima la dádiva y el reparto de cajas.

En este caso, la afrenta contra Juan Carlos Blumberg es obsoleta y el Presidente Néstor Kirchner vuelve a confundirse. Ni velas ni palos. La inseguridad se combate con planes, ni siquiera con medidas. Tampoco la crisis energética se soluciona con discursos del Ministro de Planificación. Menos aún si la oratoria tiende a desentenderse del tema.  Dijo Julio De Vido: "Simplemente hubo un crecimiento explosivo de la demanda".  Pues bien, puede ser ese crecimiento una causa del conflicto si acaso no va a acompañado de inversiones que permitan un desarrollo acorde a lo demandado.

Este tipo de respuestas tan comunes en nuestros funcionarios ha hecho que en la Argentina, los problemas se reciclen pero no terminen.

Las medidas apuntan a tapar baches, es como si, por las dudas, dieran una linterna a cada hogar de familia,  por si se queda a oscuras... Si ese es el modo de paliar obstáculos entonces, a los propietarios de automóviles a gasoil que les entreguen bicicletas. ¿Por qué no? Si a los cartoneros les entregan carros y bolsas... y como si eso fuese poco ahora también habrá  burocracia que se encargue de re-empadronarlos.

Así se han “solucionado” los problemas en la Argentina en los últimos años.  Para quienes pernoctan en espacios públicos vaya una buena partida de almohadas y colchones. Para los que viven en la calle, hay repartidores de viandas... Soluciones típicamente porteñas que abren paso a nuevos paradigmas pero logran, simultáneamente, despegar los índices del caos. Baja el desempleo porque “cartonear” en la Argentina moderna además de un verbo es un trabajo.

Semanas atrás en un matutino porteño se leía: “Varios grupos de voluntarios recorren las calles heladas para asistir a los que duermen en ellas”  Ser un pueblo solidario no es un dato menor pero de allí a que la solidaridad se erija como solución a los problemas que debe resolver el Estado hay un camino más que largo. La gran mayoría de los argentinos todavía creen en el Estado benefactor aún cuando éste da señales claras de no poder hacerse cargo de las necesidades básicas de los ciudadanos. Lo vimos cuando fueron las inundaciones en la provincia de Santa Fe y cuando en el Norte del país no llegaba asistencia médica a habitantes de frontera. Lo que nos da el Estado, en vez de respuestas, son estadísticas y casi siempre viejas.

Así, en diciembre de 2005 el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, daba cuenta de  “un total de 1.412 personas en situación de calle, 554 chicos y 858 adultos”. Ante esa situación las autoridades hicieron lo mismo que han hecho ahora los dirigentes tras la marcha del jueves 31 de Agosto en reclamo de seguridad. Es decir: nada. Oídos sordos, declaraciones de baja estofa.  Así como para paliar el invierno de los sin techo debieron surgir grupos de voluntarios, generalmente de parroquias llamados: “Las noches de laCaridad” ocupándose de llevar comida, abrigo y contención a la gente de la calle; para remediar la inseguridad surgen “corredores infantiles” situados en puntos estratégicos para que los chicos lleguen a salvo a sus colegios.

Lo triste es que esta situación - que enorgullece por la solidaridad - debiera causar desasosiego pues, cuenta uno de los encargados de llevar a cabo esta tarea que comenzaron “hace 6 años con 80 porciones, durante la crisis, cuando mucha gente empezó a dormir debajo de las galerías. Ahora tenemos un promedio de 200 viandas diarias”

Muchos índices favorables en la economía, mucho debate por la concertación, superpoderes, decretos y promesas pero en casos concretos como el mencionado nada ha cambiado para mejor desde el 2001 a hoy. ¿Para qué sirven entonces los índices oficiales?

Estas son las soluciones que estamos teniendo los argentinos. Posiblemente quienes deberían estar en Balcarce 50 tengan más que ver con esta gente anónima que recauda para las viandas callejeras que aquellos que ahora destinan millonarios presupuestos a anuncios sin concreción. En los últimos tres años, el Ministro de Planificación, gastó 6.500 millones de pesos más de lo que admite su presupuesto. El Ministerio de Desarrollo Social a cargo de la hermana del Presidente maneja más de un cuarto del presupuesto nacional. Todas cifras millonarias y sin embargo, es la solidaridad la que actúa ante las circunstancias. Algo falla. 

No es con ayuda interna o externa como los países crecen y progresan. Un reciente informe del CATO da cuenta que la libertad económica es la clave para el desarrollo sustentable de los pueblos y la reducción de pobreza. En ese aspecto, Hong Kong ocupa el primer lugar en libertad económica, Chile es la economía más libre de América Latina y el Caribe. Este año, El Salvador se destaca por aumentar su grado de libertad económica pero la Argentina y Venezuela han disminuido considerablemente.

Si pasamos del plano social al judicial, podemos ver que el desdén gubernamental actúa de idéntica manera. Las apariencias engañan, dice el refrán popular y algo de eso hay. El gobierno se maneja respecto a la Corte Suprema con idéntica demagogia con que lo hace cuando a políticas sociales respecta.

La Corte  falla a favor de que se dé movilidad a los jubilados, pero el Poder Ejecutivo interpreta a su antojo el fallo y sólo da un aumento del 13% como medida electoral haciendo ver que acata la norma cuando no lo hace en realidad. Si hubiera real respeto por la Corte Suprema de Justicia se cubrirían las vacantes faltantes en la misma.

El Gobierno Nacional atiende lo mínimo indispensable, lo hace con desgano y con eso sale airoso de una contienda que nunca parece cobrarle el precio de la desidia manifiesta. Porque, pese a los siglos de siglos, sólo en el presente ocurren los hechos… Y las demandas perentorias del pueblo acosan hoy. Ayer es pasado. Mañana un dato…

El déficit mayor de Néstor Kirchner es de gente. Hoy por hoy, el Presidente no puede darse el lujo de reciclar funcionarios, echarlos si es menester hacerlo y abrir el juego a nuevas caras realmente comprometidas con la política. No hay capacitación, no hay más lealtades en política. Kirchner asumió para destruir a Duhalde. Duhalde lo fogoneó para vencer a Menem. Y así podríamos seguir dando nombres en una lista interminable. ¿De dónde sacar dirigentes que obren cual secuaces pero al mismo tiempo sean leales a la gente? Son contradicciones en términos.

EL jefe de Estado comprobó esta realidad con creces. Luis D’ Elía es un caso concreto. Haber dejado en sus manos la defensa del Estado en materia de seguridad fue como dejar en manos de un ciego una aguja para enhebrar.

La concertación por eso mismo no puede ser plural. No cualquiera entra las huestes oficiales: Hay que carecer de dignidad. Y, al unísono, Kirchner por su propia naturaleza no puede confiar en nadie. Eso explica el regreso de Alicia al Ministerio de Acción Social y la reaparición con vida de Cristina en roles “culturales”.

“Hay que salir a la cancha con lo que hay” dicen en Balcarce 50. Y lo que hay sirve para barrer la basura debajo de la alfombra pero no para limpiar. Pueden ocuparse del ayer pero nunca de los hechos que importan porque estos tienen cabida: aquí y ahora.

Kirchner puede echar a la Fuerza Aérea del control de la aviación pero tal decisión implica un largo plazo para la implementación y el traspaso de ésta al área de control de Hugo Jaime no garantiza ningún servicio de excelencia a juzgar por cómo funcionan los demás transportes en manos del encumbrado funcionario kirchnerista.

Las cosas, como decía Borges en “El jardín de los senderos que se bifurcan”, suceden ahora. Al menos, las cosas que importan. Lo que pasó puede acaso servir de experiencia. De nada sirve el ayer cuando los hechos nos ocurren en vivo y en directo. ¿Cómo se explica que en la semana hayamos tenido portadas de diarios con personajes de hace 30 años? Seguir gobernando el pasado pone de manifiesto la impericia para gobernar el futuro.

En ese ámbito, que Aníbal Ibarra se lance junto a Miguel Bonasso a la campaña no suena raro. Lo que es extraño es que haya sido el Presidente quien sostuvo que no es tiempo de proselitismo sino de gestión... Mucho caso no le hacen al primer mandatario. En estos días todo lo que hay es especulación electoralista. Alberto Fernández se abraza con Julio De Vido y comparten elogios en un acto. Daniel Scioli manda su apoyo. Aníbal Fernández, Felipe Solá, José Pampuro en campaña aunque no sepan fielmente a qué cargo aspirar... No importa. El asunto es ocupar algún despacho: este es el déficit de materia gris oficial.

Incluso el gobierno piensa en medidas efectistas para que la elección no se detenga en asuntos del hoy capaz de erigírsele obstáculo. En ese trance, la intención oficial es llegar al 2007 eleccionario con dos presidentes democráticos tras las rejas: Fernando De La Rúa por el caso de los sobornos en el Senado y Carlos Menem por la causa Armas en la que -de pronto y en pro de lo que se le ofrece-, Martín Balza recuerda “datos” antes olvidados...

Evidentemente, lo que Néstor Kirchner dice es en vano. Lo que hace, en cambio, va bien direccionado. Pero la Argentina suele asemejarse al jardín borgeano y en una de esas, al gobierno los senderos se le bifurquen y, en vez de rumbear hacia el 2007 con sillones asegurados, culminen por esas vueltas del destino también sorprendidos con el hoy pero en los pasillos de Comodoro Py, explicando dónde sepultaron el mañana falseando identidades pasadas.

 

GABRIELA POUSA

(*) Analista Política. Lic. en Comunicación Social (Universidad del Salvador) Master en Economía y Ciencias Políticas (ESEADE)