Y sí, la cosa se va complicando… Quienes siguen al Presidente Néstor Kirchner se apoyan en los números de una economía que crece. ¿A qué costo? La respuesta necesita el largo plazo y éste es un concepto que no se halla en el vocabulario de mucha gente. Esa porción de la sociedad está presta a votar nuevamente a K. Lo único capaz de frenarlos es el precio de los lácteos, del detergente y del shampoo aunque no adviertan claramente que, en muchos casos, el biodegradable se ha convertido - por obra y gracia del control de precios (denominado comúnmente “acuerdo”) -, en el producto utilizado a la hora de lavarse el pelo. 

Y es que la cabeza viene siendo lavada hace tiempo… Por la cañería se han ido, sin ir más lejos, la mayoría de los recuerdos. De otro modo no se explica que, el suspendido jefe de Gobierno Aníbal Ibarra, consiguiera una nutrida plaza cuando tuvo que tirar por la borda la idea plebiscitaria embanderada a pocas horas de la tragedia de Cromagnon.

En lo que concierne a la política nacional está visto que “pertenecer tiene sus privilegios” tal como sostenía una publicidad hace tiempo. Si Ibarra se queda o se va depende, exclusivamente, de la pericia oficial a la hora de negociar más que de una justicia real. El resto es circo.

Y en materia circense no nos quedamos atrás. ¿Qué hace sino el “arrepentido” Mario Pontaquarto recorriendo los despachos de Balcarce 50 y narrándole al “periodismo” los gustos decorativos del Presidente o los ministros? A esta escena dantesca es factible que siga aquella otra, también harto conocida, por la cuál algunos funcionarios merecerían el Oscar al mostrarse asombrados porque, antecesores en sus cargos, recibieron sobre sueldos y encima, aún, no se “arrepintieron”…

En vez de esta dilatación del carnaval, en Casa de Gobierno, convendría analizar quién será el “arrepentido K” cuando la tortilla se dé vuelta. Es que nadie ha logrado dar con la receta perfecta para cocinar a una Nación sin que, antes o después, ésta se de cuenta…

Pero, al día de la fecha, por más que sólo se ha subido “escalones del cadalso” (Kirchner dixit) y el Presidente narre, en el Congreso, las buenas nuevas de una Suiza desconocida (“su” Argentina) nada hace prever que la gente quiera “darse cuenta”

Desde ya que hacerlo acarrea consecuencias y, el negocio de oponerse (véase sino la jurisprudencia) tiende a llevar a la quiebra. De allí que ni siquiera parezca muy sensato establecer listados para la AFIP… El enriquecimiento ilícito pasa por otro lado, va por otra senda. No sirve ni como “sutileza”…

En la otra vereda, aquellos que saben con certeza que Suiza no queda aquí se limitan al comentario entre broncas e impotencias. Y es que, a la hora de actuar, la dirigencia empresaria no se termina de definir. La productividad no es la deseada pero, al menos, con antifaz oficial rinde lo suficiente como para evitar desde una inspección hasta un tribunal… En ese hábitat es más factible que se costee un Porche antes que una idea. Pese a que, en el mejor de los casos, el auto sólo pueda ser mostrado dentro de un barrio privado.

Sucede que, aunque el robo al Banco Río se fabrique como abortado, el miedo no es tonto y, las calles del conurbano, siguen dominadas por un peculiar comunismo donde todo es de todos pero lo suyo inexorablemente será del otro…

Las ideas, está claro, no son vistosas pero a la larga son las que salvan. Recordemos sino que a éstas, al menos, no se las mata… 

En este marco social, pensar que algo cambiará en la Argentina no halla un sustento demasiado férreo. Ahora bien, si el descontrol llega a los precios la historia puede ser otra. Lástima que, en el entre medio, nos “descontrole” a muchos sin remedio…

Triste es aceptar una sociedad sumida en la apatía y, quién crea que la revuelta del 2001 respondió a una ciudadanía comprometida, quizás comience a desengañarse ya que, de no mediar una economía destruida, no hubiese habido ni una sola asamblea popular. Las ollas y cacerolas, de no estar vacías, hubiesen quedado en la cocina.

Mas es cierto que al Presidente Kirchner hay que admitirle un acierto que otros desconocieron. Ya sea por imitar a Lula o por lograr hacer del oportunismo político una “oportunidad” con provecho social, maneja a las masas con facilidad. La “Caja” se abre en el momento preciso en que algún hecho medianamente popular puede convertirse en propaganda oficial. Así, Bono dejó de ser la voz del conjunto irlandés U2 para desempeñarse como vocero oficial. La ciudadanía en su letargo sólo ve, sin embargo, los fuegos de artificio y a un millonario que simula hacer caridad.

Pero, ¿la falta está en el Gobierno o en la sociedad? Cómo lo expuso Peicovich: “K cedió el sillón de Rivadavia al Gran Bono (si lo deja una semana al irlandés redistribuye, canta en el balcón, se hace argentino, lo votan y K asciende al helicóptero)” ¡Es nuestra sociedad! Es poco lo que demanda el gran pueblo argentino. ¿Para qué entonces esforzarse demasiado en la gestión? Convocados los artistas para animar la plaza, estos días no serán sino el prolegómeno del 24 próximo. ¿El resto? El resto es show…

Ahora bien, aunque tanto Uruguay como la Argentina se disputan la cuna del tango, aquello de “el que no llora no mama” no sirvió como política exterior. La duda: ¿Por qué si a Santa Cruz para evitar el corte de rutas se mando a la Gendarmería no se la envía a Gualeguaychu? Es que en Entre Ríos no hay piqueteros sino “asambleístas”… Cambio de vocablos entendible sólo en el marco de la democracia Kirchnerista.

Al parecer los “asambleístas” no son tan maleables como los santacruceños o quizás tengan otro precio. Pero el conflicto con el país hermano sólo abriga trascendencia en este “ahora”. De allí que aún el jefe de Estado no se haya mostrado lo suficientemente interesado en la materia. Dilatar o no la solución no sumará ni ha de restar a la hora de votar. Con esta realidad social, Kirchner sabe que lo que debe cuidar es la ruta a la costa atlántica para el verano 2007 y no el Este que, cómo el “cielo”, puede esperar… 

“Todavía estamos en el infierno” Néstor Kirchner, 1ro. de Marzo de 2006

Gabriela Pousa es Analista Política. Lic. en Comunicación Social (Universidad del Salvador) Master en Economía y Ciencias Políticas (ESEADE) Queda prohibida su reproducción total o parcial sin mención de la fuente