¿Se podrá engañar al pueblo con tanta facilidad? Kirchner sin duda lo está haciendo. Tal vez, lo que debiera asombrar al ex ministro de Economía es si acaso él logra el mismo efecto. ¿Qué le falta? Muchísimo...

En primer lugar, definir su candidatura. Posiblemente hasta hace unos días, su silencio respecto al tema se justificaba. Pero si yo me visto de payaso durante mucho tiempo e insisto en que ese es mi traje de paseo, la gente comenzará a desconfiar con causa y motivo. Jugar al “candidato” es jugar con el pueblo y, si acaso, el afán del ex ministro es diferenciarse un ápice, aunque más no fuera, del actual Jefe de Estado entonces es conveniente que no utilice las mismas formas y maneras.

Néstor Kirchner ya es candidato. Néstor Kirchner es más todavía. Kirchner es la política. Quedó cabalmente demostrado el pasado jueves cuando, “repentinamente”, se levantó en medio de un acto en el Salón Blanco de Balcarce 50. El país se paralizó en esos diez o veinte pasos hacia la salida. Se olvidaron los superpoderes horas atrás votados. La vida después de la muerte -o viceversa- de Fidel Castro pasó a ser un mero anecdotario. El Líbano e Israel están siempre lejos. O quizás, somos nosotros los que siempre estamos alejados... Eso depende de quién ve y quién también se atreve y mira.

Mientras, Lavagna era lanzado como “el” redentor de la Argentina por el ex jefe de Estado, Raúl Alfonsín. Y Carlos Menem no descartaba una alianza con el ex radical devenido peronista hasta que el “lavagnismo” decante su tropa y obtenga su distinción propia. Todas “caras nuevas” de la política.... En escenarios paralelos protestaban o se regodeaban – según la tajada que les toca - por la votación en Diputados a favor de la ley que faculta el manejo arbitrario del presupuesto otros novatos: Federico Storani, Jorge Argüello, José Díaz Bancalari, Miguel Bonasso, Rafael Bielsa... Faltaban Antonio Cafiero y Manuel Quindimil y la lista estaba casi completa. Podría decirse: ¿JP con experiencia...?

Posiblemente sea ésta la concertación a la que alude el gobierno. Qué todos sigan estando de manera de mantener el status quo que rige en el país desde hace unas cuántas décadas. El que no le gusta se queda afuera... Pero afuera no quiere quedarse nadie y por esa razón son los mismos que hoy se juntan con Roberto Lavagna los que ayer se juntaban con Carlos Menem y mañana – por las dudas – se sentarán con Jorge Sobisch, Mauricio Macri y Ricardo López Murphy. Entre una reunión y otra, visitan Balcarce 50. Y si no lo hacen es porque no tienen las puertas abiertas. Engañarnos a esta altura de las circunstancias es ruin para nuestra propia conciencia.

Quienes no entran en la ronda de candidaturas ficticias o verdaderas carecen de “datos” y hoy son los “datos” lo que hacen que un profesional valga y sirva para ejercer su carrera. Ahora bien, ¿qué datos? La “calidad profesional” se mide por ejemplo, si se sabe cómo el gobierno frenó al santacruceño Sergio Acevedo para que al dar el portazo no hablara de lo que no se debe hablar. Si acaso se sabe que la extorsión apuntó directo a su núcleo íntimo, entonces, posiblemente, aumente la cuenta corriente del “apuntador”. Si se conoce la ruta caribeña que sigue hoy junto a su señora en plan reconciliador, más cabida tendrá en el establishment que rechaza estas miserias ajenas pero, extrañamente, se alimenta de ellas...

Si puede comentarse el susto que se llevó Marcela Tinayre (Radio 10), días atrás, al ser citada por Alberto Fernández, susto que la lleva a tomarse un receso de invierno impensado hasta horas antes, entonces hay una silla dispuesta en varias mesas. Así funciona la Argentina toda. No sólo la política. ¿De qué estamos sorprendiéndonos? ¿Cuál es el asombro de Lavagna si 5 meses atrás, el que mandaba espiar a sus opositores en la Universidad del CEMA salía de su despacho de Hacienda? ¿Creerá el ex ministro que nadie percibe que lo que Kirchner le hizo a Duhalde hoy él se lo hace a Kirchner? Mañana se lo puede hacer a él, Francisco de Narváez o Juan José Álvarez (si ya no se lo hicieran a él ubicando a Carlos Brown en su lugar) y así sucesivamente... Nada nuevo en la arenga política. Nadie es imprescindible cuando las lealtades no existen.

Pase de facturas, avisos subliminales, si vos hablas, hablo también yo... y entonces... nadie tira la primera ni la última piedra. Todos callados. Esas son las alianzas proselitistas de esta Argentina. Están todos con todos aunque no lo parezca. En ese trance, quién gana no es quien tiene más data sino aquel con más caja para acallar a sus “pares” y hasta ahora por más que la economía no sea lo que debiera, el que tiene más billetes es el Presidente.

Pintar de esta forma la política es levantar el telón y mostrar que la obra que estamos presenciando no es desconocida y a la vez es erigirse en medio del teatro como una pesimista empedernida. ¿Si todos son iguales dónde está la salida? Y nadie quiere tampoco un panorama tan sombrío para su futuro. ¿Qué hacemos, pues...? ¿Tratamos de buscar una prosa menos dolorosa o analizamos qué se puede hacer con lo que hay asumiendo la realidad que nos toca?

Hay una amenaza real para la Argentina toda: la acumulación de poder en manos del Ejecutivo Nacional no es un dato aislado. No lo debería ser. La oposición está desarticulada no tanto por puntos de vista diferente sino por intereses divergentes que no es lo mismo aunque suene parecido. ¿Cuál es, pues, el antídoto? La concentración parece ser la respuesta y no, precisamente, la convocada por el oficialismo. Unir fuerzas opositoras a un estilo de gobierno más afín al venezolano que al chileno y muy alejado del régimen democrático debería ser el decreto de necesidad y urgencia de la ciudadanía y de los políticos no “seducidos” por el kirchnerismo. Pero nada de esto está sucediendo. El acuerdo entre Macri y Lavagna gracias si alcanza para que entre ellos no haya roces. Pero todos estos acuerdos implícitos o no terminan, finalmente, siendo funcionales al gobierno.

Esta desconfianza por un candidato aún sin serlo que acusa como si hubiera estado en el limbo, este desdén por una Elisa Carrió que es candidata autoproclamada desde los albores de una moral bastante distante a la aplicada en su vida privada, esta incertidumbre por Macri que parece emanada de su club de fútbol que tampoco sabe quién será el DT después de Septiembre y este artilugio por proponer a López Murphy como posible candidato a Presidente de manera de bajar a la jefatura de la ciudad si los números no dan... no son una “alternativa superadora” como gusta llamársela ahora.

Es sólo tomando conciencia de la realidad como la oposición podrá convertirse en una certera nueva política que hasta ahora sólo ha sido pregonada desde el oficialismo hasta que procesos y sospechas fundadas acallaron incluso lo que era un slogan vacío. Tienen quince meses para ello y “la base está” como diría un técnico... 

Evidentemente algo está todavía sin hacer. No es jugando a ver quién tiene más datos sobre la vida privada del otro como se hace política. Mientras tanto, el gobierno ha deshecho todo pero eso no es óbice para que no pueda continuar en el poder. Esta insensatez tiene que tener un punto de inflexión. Y ese punto de inflexión sólo puede estar dado por una ciudadanía informada (que es distinto de una sociedad con datos) y por la presencia de políticos dispuestos a ceder en pro de una reconstrucción de la Argentina que ya no es.

Hasta la fecha, tristemente, ninguna de las dos cosas se ve. Lo que se advierte desde el gobierno es una clara disposición a tapar agujeros para llegar a la reelección con “la casa en orden”. Para ese fin busca de una u otra manera alejarse de Hugo Chávez. Tarde. Puede que no se le deba al FMI pero hoy Venezuela es acreedor privilegiado. Entonces..., a la hora de evitar el “darse cuenta” por parte de la calle es gobierno tiene cortinas de humo para rato. Léase, el fin de la feria judicial y una media docena de casos capaces de convertirse en portadas de diarios y llenar flashes de TV : AMIA, sobornos en el Senado (con opción a procesar a Fernando De La Rúa cosa de generar un precedente que paralice a oposiciones débiles), Cromagnon, tráfico de armas (y nuevamente Carlos Menem, Oscar Camillion y Domingo Cavallo al escenario), Caso Grassi, Miguel Etchecolatz y los “derechos humanos” oficialistas, sobre sueldos en ex gobiernos y el Riachuelo para mantener en caja a algunas empresas por contaminantes si acaso osan contradecir al “fijador” de precios Guillermo Moreno, secretario de Comercio.

Así, se ve que agenda tiene el gobierno. Queda entonces saber qué agenda presentará la oposición para definirse obstáculo y no meramente espectáculo sin significación dentro de un circo donde se nos obliga a hacer equilibristas sin siquiera red que contenga para cuando llegue la caída. Porque aunque todavía haya cuerda, todo llega...

GABRIELA POUSA

(*) Analista Política. Lic. en Comunicación Social (Universidad del Salvador) Master en Economía y Ciencias Políticas (ESEADE)