Pero por más gravedad que revistan estos problemas, en la Argentina, está comprobado que su “interés” dura lo que el viento. Es decir, todo lo que en esta coyuntura hace tambalear al gobierno prescribe de manera inusitada casi tan “misteriosamente” como, paradójicamente, no prescriben las causas abiertas a militares, amén de que no sean contundentes las pruebas que los puedan poner en jaque.

En ese sentido, que la carne siga su embestida inflacionaria puede pasar inadvertido como pasa también el renovado atropello al sistema institucional tras la reforma del Consejo de la Magistratura. Ambos temas carecen de relevancia para la mayoría de los medios de comunicación quizás, en el afán de evitar que el Presidente les dedique oratorias desmedidas cuando emerge de su despacho para anunciar obras públicas, subsidios o entablar antinomias que poco positivo aportan.

De esta manera es dable admitir que todo cuánto pulula en las portadas de los grandes medios sea “pan para hoy, hambre para mañana”. Los hechos que ponen de manifiesto los verdaderos problemas del país sólo son “temas” que los argentinos compran para debatir en mesas de café, en almuerzos o que mantienen un público cautivo frente a la TV durante 48 ó 72 horas que se traducen luego en porcentajes interesantes de facturación publicitaria para los canales, nada más.

Eso ocurre con lo sucedido en la provincia de Santa Cruz como ocurriera años atrás con lo acontecido en Santiago del Estero, sin ir más lejos. La vida humana parece no tener más valor que la portada de algún medio. Con suerte si la noticia se esparce más allá de la General Paz y adquiere cierta trascendencia que le permite -en el mejor de los casos- “durar” otras 48 ó 72 horas más. Después todo pasa a ser “allá lejos y hace tiempo” y, a la hora de emitir sufragio suma como un cero a la izquierda o ni siquiera.

Ni las imprecisas explicaciones gubernamentales a los subsidios recientemente otorgados a ciertos medios de transporte, ni la conocida duda acerca del inicio de clases en el conurbano bonaerense, ni el reclamo salarial de la CGT, ni las “desmentidas” que no hacen más que confirmar la falta de acceso a la verdad, ni el hecho de que un piquetero procesado por la toma de una comisaría adquiera rango de secretario de Estado suman a la hora de votar para la mayoría de la sociedad argentina. De otro modo no se comprende por qué llegamos a detentar una clase dirigente como la actual.

En la medida que se vote según qué se ha hecho en las vacaciones y si el bolsillo da para costear otro verano igual no hay miras de cambios para la realidad nacional. Al día de la fecha, es factible poner sobre la mesa una oleada de circunstancias por las cuáles pensar una reelección presidencial haría reír a cualquiera, sin embargo, atendiendo la “jurisprudencia” social es dable pensar que hay Néstor Kirchner para rato. ¿Acaso la muerte de Kosteki y Santillán fue, realmente, la causa por las cuál Eduardo Duhalde anticipó la votación presidencial? ¿O tuvo algo que ver en ello el estado en que quedó la Nación tras una devaluación que obró como “subsidio” a empresarios amigos?

Los acontecimientos que signaron la semana que pasó no hicieron más que sacar a la superficie la falsedad inserta en el seno de una dirigencia que nunca termina de ser “nueva”. Sin duda, para Néstor Kirchner, la aprobación conseguida para “legalizar” el proyecto de reforma del Consejo de la Magistratura es leída como otro aval más para su gestión presidencial. Pero así como los hechos que alimentan la coyuntura nacional son perecederos también lo son ciertos éxitos cuando vienen de la mano de una dirigencia capaz de embanderar el oportunismo como única premisa a la hora de gobernar.

Puede decirse que el kirchnerismo ha triunfado a la hora de conseguir el apoyo casi absoluto del Congreso. A su mayoría en el Senado Nacional suma ahora una mayoría propia en la Cámara Baja dónde días atrás sólo contaba con 113 votos propios de los 129 que necesitaba para sancionar la reforma en cuestión. De faltarle 16 logró finalmente 149 sobrándole, en consecuencia, 20. Pero claro, también Raúl Alfonsín tuvo mayoría propia sirviéndole para nada…

En este marco, es posible que el 25 de Mayo presenciemos otra embestida presidencial disfrazada de “populismo popular” y la Plaza de Mayo se complete de voluntades compradas por punteros bonaerenses. Pero esas apariencias tampoco duran para siempre. Muchos de los dirigentes que en ese acto se encolumnen detrás de una segunda vuelta en el 2007, necesitarán de singular “atención” durante el tiempo que medie para mantener vigente su opinión.

Posiblemente sea ese “mientras tanto” el único tiempo válido para que una real oposición muestre síntomas de vida latente. Ahora bien, si el debate se sitúa en la pelea detrás de escena para ver quién maniobró mejor a la hora de conseguir avales, podemos seguir ad eternum tratando de lograr un país como el que dice tener Néstor Kirchner, es decir: un país en serio.

Un país en serio dónde en una localidad donde los habitantes son tan escasos que se conocen todos no es factible dar con el asesino de un policía pero ante la opinión pública “todo volvió a la normalidad”…
Un país en serio donde los jueces deben acatar la ideología oficial o adquieren la “destitución ya”…
Un país en serio dónde el mercado no se regula por la oferta y la demanda sino por acuerdos tras puertas de cerradas de ciertos precios…
Un país en serio dónde para reclamar derechos se coartan los derechos de terceros…
Un país en serio dónde la historia que vale es la oficial y siempre quedan capítulos sin contar entre medio…
Un país en serio dónde nada es lo que parece ser y la gravedad de los problemas dura lo que se pacte con ciertos medios…
Un país en serio dónde ciertos empresarios protestan en sus ámbitos pero aplauden en el Salón Blanco de la Casa de Gobierno…
Un país en serio dónde ser radical, peronista o liberal puede ser una etiqueta removida antes de usar…
Un país en serio dónde la discusión de momento es cuán cerca está la Primera Dama del jefe de Estado y el debate se centra en “¿juntos o separados?” 
Un país en serio dónde para alcanzar justicia real, un padre debe “girar” por los pasillos de los medios…
Un país en serio dónde es impensable un recital sin que se sucedan hechos violentos…
Un país en serio dónde la política se centra en el 2007 y hay que llegar a él cueste lo que cueste…
Un país en serio dónde a la gente se le borra de la mente los problemas en serio y la sangre seca tan rápidamente…
Un país en serio dónde la política exterior se define como un Boca-River de domingo, así estamos con el conflicto con el país vecino…
Un país en serio dónde la justicia necesita marchas, presencias mediáticas y cortes de ruta pero nadie explica contundentemente que la reforma del Consejo de la Magistratura implica que 900 jueces si no complacen al señor Presidente tendrán su destitución…
Un país en serio dónde un jefe de Gobierno acusado de mal desempeño en su función en vez de autocrítica o silencio prepara su defensa armando una “fiesta” a su favor…
Un país en serio dónde nada es para siempre pero todo parece ser eterno…

“En otro acto de su Operativo Tragalotodo, la insaciable mandíbula de Néstor Kirchner se manducó 900 jueces nacionales de un saque. Quiéranlo o no, ellos ya no pertenecen a la diosa Themis, sino al Zeus patagónico, dios de dioses. Ella (su asesora) y el resto del Consejo de la Magistratura quedan desde ahora sujetos a esa graciosa instancia final del veto K. "A una sociedad que no reacciona cualquiera le roba el Estado", lamentó Elisa Carrió. Y avisó: "Este es el control total de la justicia argentina por parte del presidente Kirchner y de su señora esposa" (triple glup). Hubo otras voces dando aviso. Pero no de una oposición articulada como tal. No la hay. Anda al garete. Ahora la "cosa" está atada y bien atada. Como Cris lo sugirió, K. lo pidió y Rossi lo fogoneó. Rapto legal (trabajado al mercadeo más obsceno) que tuvo menos eco social que la lengua sesentona de los Rolling Stones. En el Culis Mundi la democracia no es asunto vital. Tampoco lo es la comunicación oficial para el Presidente. Al rechazar (enojado) la información de que estaría en estudio una reforma fiscal, K. ironizó diciendo "se les escapó la tortuga" mientras se le escapaba la propia al aceptar que a esa reforma "Hay que hacerla con tiempo". ¿Sí o no? Tal como se muestra, la causa pingüinera es a todo o nada. Se activa a botonera. No hay nosotros que valga. A medida que se infla, el Homo Hegemónico delega menos y deforma y manda más (…)” Esteban Peicovich

GABRIELA POUSA
(*) Analista Política. Lic. en Comunicación Social (Universidad del Salvador) Master en Economía y Ciencias Políticas (ESEADE) Queda prohibida su reproducción total o parcial sin mención de la fuente.