Lo que inspiró ese cambio radical de posición? Myanmar está emergiendo del hielo para garantizar alternativas. El país quiere disminuir su creciente dependencia de China. Con el ejemplo de un número creciente de países desarrollados y en desarrollo, Myanmar reconoce la urgente necesidad de firmar lazos más amplios de comercio y en el área de seguridad. Entramos en algo que algunos gustan en llamar mundo “G-Zero”: un mundo en el cual ninguna nación sola (ni aún Estados Unidos) o una alianza de gobiernos (ciertamente no el G-7 o el G-20) posee una musculatura política y económica capaz de dictar la agenda internacional. En este nuevo orden mundial descentralizado, el crecimiento no basta. Un país también tiene que tener resiliencia –el poder de variar, o, en inglés, de “pivot”.

Qué países están mejor posicionados para variar en ese emergente nuevo orden mundial? Brasil, que recientemente superó al Reino Unido como la sexta mayor economía del mundo, tiene varias ventajas promisorias. Con una clase media de más de 100 millones de personas, abriga el mayor mercado consumidor de América Latina. Su gobierno, liderado por un partido de izquierda, estableció un consenso nacional en favor del mercado –y políticas amigables al inversor.A pesar de las grandes reservas de petróleo en aguas profundas, descubiertas en 2007, que probablemente garantizarán que el país sea un líder en exportación de energía, su economía es bien diversificada.

Pero hay otro factor crucial que fortalece la resiliencia de Brasil: su gobierno y sus principales empresas desarrollaron fuertes lazos con varios socios robustos. Por 80 años, Brasil miró primero a Estados Unidos. Durante la década pasada, sin embargo, sus importaciones de China crecieron 12 veces y las exportaciones saltaron 18 veces. En el inicio de 2009, el comercio con China superó el comercio con Estados Unidos, ayudando al país a navegar la reciente desaceleración americana sin grandes problemas.

La discusión de la integración de Turquía en la Unión Europea no está llevando a lugar alguno, pero Ankara está activamente expandiendo su influencia internacional. La entrada en la Organización del Tratado del Atlántico Norte dio voz a Turquía en Europa e influencia en Washington. Es un mercado emergente que gana importancia, con renta per cápita que es casi el doble de la de China y cuatro veces la de India.  Muchos en el mundo árabe miran a Turquía como un Estado musulmán moderno y dinámico. Añada a eso su posición en medio de Europa, Asia, Medio Oriente y de la ex Unión Soviética, y Turquía es un modelo de un importante Estado pivot moderno.

África se hizo un continente que tiene esa agilidad. Entre 2000 y 2010, su producto bruto interno real creció un 4,7% al año, y los africanos ahora gastan más en productos y servicios que los indios, una población de porte semejante. Las inversiones extranjeras directas en África más que quintuplicaron desde 2000.

Durante años, los Estados africanos descapitalizados tenían que volverse casi que exclusivamente para el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y los gobiernos de Occidentes en búsqueda de ayuda financiera. En muchos casos, aceptaron ayuda de Occidente con profunda reluctancia, porque frecuentemente venía adherida a exigencias de reformas democráticas y más apertura para inversiones occidentales. Pero, sólo en 2010, el comercio de China con África creció más del 43%, de acuerdo con los datos oficiales chinos, y el país sustituyó a Estados Unidos como el mayor socio comercial de África.

África puede ahora esperar que las multinacionales y compañías estatales de países desarrollados y en desarrollo peleen para tener acceso a los consumidores africanos, así como que sean más favorables a la inversión. Esta no es la historia de una derrota de Occidente para China, porque ambos continuarán lucrando en África. Los vencedores aquí son todos los nuevos resilientes gobiernos africanos. Asia abriga a varios Estados pivots. Indonesia, con la cuarta mayor población mundial, goza de un ambiente político estable, con un crecimiento sólido y una economía bien diversificada. Sus lazos comerciales son bien balanceados entre China, Estados Unidos, Japón y Singapur –y deben continuar así. Vietnam recibe la mayor parte de su ayuda de Japón, sus armas de Rusia y su maquinaria (y turistas) de China, y su principal mercado exportador es Estados Unidos.

La pequeña Singapur prueba que el tamaño de un país no limita sus alternativas internacionales. La isla que es una ciudad-Estado se localiza estratégicamente en la bocacalle del vital Estrecho de Malaca. Su PBI per cápita está entre los más altos del mundo. El desempleo ronda en la franja de un 2%. El gobierno de Singapur ha trabajado para conciliar a la cultura oriental y las prácticas de negocios occidentales, y el país es ahora el cuarto mayor centro financiero del mundo, atrás de Londres, Nueva York y Hong Kong. Muchas empresas extranjeras interesadas en establecer negocios en Asia recogen una base que permita que hayan acceso a todas las fuertes economías de la región sin una concentración excesiva en ninguna de ellas, y Singapur tiene ese perfil.

Enclavado entre Rusia y China, Kazajstán ya está lucrando con su posición de Estado capaz de variar. Él tiene una de las economías que crecen más rápidamente en el mundo, gracias principalmente a las exportaciones en amplia escala de petróleo, metales y granos, que ayudan a garantizar que el país no dependa tan fuertemente del comercio con Rusia, su vecino de la ex Unión Soviética, o de China. Almaty, la mayor ciudad del país, se hizo un importante centro financiero regional. A pesar de Kazajstán integrar la Organización de Cooperación de Shanghai (en inglés, ShanghaiCooperationOrganization), un pacto de seguridad que incluye Rusia y China, su mayor socio comercial es la Unión Europea.

Ni todos los Estados en esa categoría son mercados emergentes. Canadá permanece vulnerable a la desaceleración de Estados Unidos, a pesar de hoy no ser más tan vulnerable como solía ser, y no está tan expuesto como México. Las exportaciones de Canadá para países fuera de Estados Unidos saltaron del 18% en 2005 a más de 25% sólo cuatro años después, y Canadá ahora tiene cerca de un 40% de sus importaciones venidas de otros países que no de Estados Unidos.

Además de eso, la economía de Canadá es bien diversificada. Como México, el país exporta gran volumen de petróleo. Pero también produce una cantidad substancial de gas natural, máquinas industriales, autopiezas y madera y vende esos productos para varios mercados consumidores diferentes. La principal fuente de moneda extranjera de México viene de la venta de petróleo, turismo y de las remesas de los mexicanos que viven en el exterior. En todos los tres casos, la vasta mayoría de los recursos viene de Estados Unidos. El hecho es que su economía está angostamente conectada a la salud de su gigante vecino.

Los próximos años, olvide los tan discutidos grupos artificiales como los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) y los llamados “Next 11”, el rol de potenciales fábricas de fuerza que incluye a Turquía y Corea del Sur, pero también barriles de pólvora política como Pakistán, Nigeria e Irán. En nuestro mundo emergente G-Cero, sin un único poder capaz de determinar la agenda, los vencedores y los perdedores de la próxima generación serán determinados no por la rúbrica del momento sino por cómo y con cual frecuencia ellos serán capaces de actuar como pivots.

¿Brasil se desindustrializa?

Aunque el primer brote industria en Brasil se remonte al inicio del siglo XX, fue a partir de la década de 1950 que el país buceó en la industrialización. En una época en que la industria mundial estaba concentrada en Europa y en Estados Unidos, el precio internacional de los bienes industriales importados por el país era elevado, mientras el de los primarios exportados era bajo. Con una economía poco diversificada, el país vivía al sabor de las oscilaciones de las cotizaciones de los pocos productos básicos que conseguía exportar.

La industrialización era considerada la única salida para romper el ciclo vicioso de la pobreza y eliminar las frecuentes crisis cambiarias. La industrialización brasileña se dio bajo fuerte protección. Tratándose de un país con un vasto territorio y población en rápido crecimiento, se apostaba en un gran mercado consumidor con escala  suficientemente alta para generar bajos costos de producción en el largo plazo. La estrategia consistía en proteger temporalmente una industria naciente hasta que ella alcanzara su madurez. Barreras aduaneras, reservas de mercado, tasas de cambio diferenciadas para la importación de bienes capitales y leyes de similares a nivel nacional estuvieron entre las medidas adoptadas.

Una consecuencia del modelo brasileño de industrialización con economía cerrada fue la concentración de la renta. La imposibilidad de importar bienes industrializados sancionó, en el mercado doméstico, la elevación de los precios de esos bienes relativamente a los de los servicios y bienes primarios.

Todos pagaron más caros por los bienes industrializados, pero solamente pocos tuvieron acceso a los buenos empleos generados por ellos. En un país cuya población era predominantemente analfabeta, gran parte de ella no atendía a las necesidades de mano de obra calificada de la industria. La cerrada competencia por la limitada población de clase media que había tenido el privilegio de frecuentar escuelas provocó una fuerte elevación de sus salarios.

Ahora, la participación de la industria de transformación en el producto bruto interno (PBI) ha declinado en los últimos años, alcanzando un 15% en 2011. Ese hecho ha llevado a varios analistas a afirmar que está en curso un proceso de desindustrialización en Brasil. El gobierno hiperactivo, ha tomado varias medidas para salvar a la industria, como exoneraciones fiscales y aumento de impuestos de los productos importados. Pero, ¿será que la desindustrialización existe? En caso positivo, será que las medidas recientes del gobierno pueden realmente salvar a la industria brasileña?

El proceso que hoy llamamos desindustrialización es conocido en la literatura económica como cambio estructural (“structuralchange”). Él comienza con el desplazamiento de los trabajadores de la agricultura a la industria y servicios, decurrente del crecimiento de la productividad en la agricultura. Eso ocurre porque, según Adam Smith “el antojo de alimentación es limitado en todos los hombres por el tamaño de su estómago”. Después de eso, comienza la transición de los trabajadores a la industria para el sector de servicios, pues el número de heladeras que una familia precisa es limitado, pero  el número de veces que ella puede viajar no. Ese proceso tiende a ser reforzado por el aumento de la productividad en el sector industrial, que hace que un número menor de trabajadores sea necesario para atender la demanda por productos y máquinas en la industria. Retracción como señal de éxito.

Así, la participación del empleo en la industria de transformación en Estados Unidos, que en 1965 era del 24%, pasó a sólo un 11% en 2005. Sin embargo, ese proceso no llevó a la estagnación de la economía americana, una vez que la productividad de sus trabajadores aumentó continuamente, inclusive en los servicios. Así, la participación de la industria en el PBI americano ha permanecido estable en los últimos 50 años. De la misma forma, la participación del empleo en la industria ha declinado en la gran mayoría de los países del mundo, incluyendo los latinoamericanos, a lo largo de las últimas décadas.

Curiosamente, la participación del empleo industrial en Brasil se mantuvo estable en las últimas décadas, en cerca de un 20%. Así, el proceso de cambio estructural ocurrido en la mayoría de los otros países no ha ocurrido en Brasil, al contrario de los que abogan la tesis de la desindustrialización. Pero, la participación de la industria en el PBI ha declinado. Cual es el secreto?

El problema está en la productividad industrial. Como muestra la figura más arriba, la productividad del trabajo en la industria de transformación brasileña creció entre 1965 y 1980, pero declinó continuamente en los años 80. Y, después de un breve aumento en el inicio de la década del 90 (provocado por la liberalización comercial), está estancada desde entonces. Mientras eso, la productividad del trabajador industrial americano viene aumentando continuamente desde 1965, lo mismo acontece con el coreano, que superó al brasileño en el inicio de la década del 90. Eso afecta directamente la participación de la industria en el PBI y en las exportaciones. ¿Por qué eso ocurre?

Todo comienza con las conocidas deficiencias de educación  e infraestructura. Además de eso, las leyes laborales y tributarias que son alteradas todos los años generan gran inestabilidad jurídica e institucional.Los cambios recientes para ayudar a la industria, por ejemplo, crearon una maraña de reglas y burocracias que tiende a empeorar la productividad, tamaño es el esfuerzo necesario para entenderlas. Además de eso, una parte de los empresarios brasileños parecen más preocupados en hacer lobby en el gobierno y en los medios de comunicación que en aumentar su productividad. En las últimas décadas, la inversión en capital físico y la tasa de innovaciones tecnológicas en la industria han sido pequeñas. Además de eso, las técnicas gerenciales utilizadas por gran parte de las empresas industriales brasileñas son bastante superadas.

En suma, mientras en la mayor parte de los países la perdida del empleo industrial fue compensada por el aumento de la productividad, en Brasil, la participación de la industria en el PBI y en las exportaciones cayó debido a la estagnación de la productividad. Para revertir ese cuadro el gobierno tendría que reducir los costos tributarios, mejorar la calidad de la educación e infraestructura y parar de alterar las reglas a todo momento. Además de eso, se tendría que generar más competencia y promover la eficiencia. El gobierno no va a conseguir aumentar la productividad de la industria a fuerza de leyes, ni transfiriendo más dinero de la sociedad para ese sector.

Condiciones para el cambio chino

Pregunta: De qué manera la nueva orientación de China, más vuelta al mercado interno, afecta a Brasil. Desde el inicio de su proceso de reformas en 1978, China viene sorprendiendo a Occidente con su capacidad de cambio y la creatividad institucional con que enfrenta las transformaciones radicales. Hoy, China tiene un mayor número de años dedicados a la experimentación y reforma que tuvo en la construcción del socialismo.  La política de expansión del mercado interno prevista en el 12º plan quinquenal aprobado en marzo de 2011 representa una especie de revuelta en el proceso de consolidación de la economía de mercado. El programa no debe ser visto como una medida anti-crisis, compensatoria, una especie de plan B del crecimiento, pero sí como un umbral fundamental de reformas, tal vez tan impactante como el inicio del proceso, en 1978.

Para analistas como Yasheng Huang, los años 80 de apertura al mercado, fueron los años más creativos del proceso de reforma, fase en la que los emprendedores chinos se desarrollaron en todos los campos y el “animal spirits” del capitalismo, con características chinas, comienzan a preverse. Lo que se propone hoy es algo muy distinguido y se trata, en verdad, de una composición de objetivos que buscan reequilibrar la economía, estimular el consumo por medio de una política de rentas y de seguro social, reformar el sistema financiero para facilitar el crédito y, sobre todo, consolidar el mercado interno como base de sustentación de una economía verde y de innovación.  O sea, se propone un cambio en el eje de crecimiento de China. Termina una fase de globalización de la economía que contemplaba un proceso de incorporación de tecnologías y que posicionó al país como un polo manufacturero mundial sobre todo en el complejo electrónico, y se abre una nueva frontera de producción que intenta ser verde, sostenida por el mercado interno y movida por innovaciones chinas.

La política de expansión del mercado interno chino abre una discusión que va además de las posibilidades comerciales que de ahí pueden transcurrir. La política coloca en pauta cuestiones claves para los países emergentes de renta media, es decir, cómo crear valores adicionales que promuevan el crecimiento sustentable de la economía. De qué modo se vuelca a una economía verde, como preconizan China y Estados Unidos, abre oportunidades para las economías emergentes y, si así fuera, que tipo de capacitaciones son necesarias para un nuevo régimen de producción? El mercado interno en China viene expandiéndose de forma constante en la última década, sea en número de consumidores como en la franja de renta y productos. La industria crece en amplios sectores como la construcción civil, alimentaria y cultural; acompaña la expansión del consumo produciendo “brands” y estilos nacionales que incorporan tecnologías de frontera. Hoy China se alimenta más y mejor, consume bienes de consumo duraderos y tiene particular aprecio por sus propios productos.

La industria cultural es un buen indicador. China tiene la mayor población de internautas del mundo y Tecent, Alibaba y Taobao compiten con Yahoo y ebay. El consumidor chino es económico y las compañías de internet, celosas de la buena relación entre pago y entrega, trabajan para garantizar la satisfacción del consumidor. La industria cultural florece en la producción artística y en el mundo de la concepción, design y arte digital. Todas esas características hacen de China un óptimo ejemplo de cómo la globalización de la producción y la codificación del conocimiento transforman los procesos de producción, pero resaltan especificidades culturales en los mercados internos. La expansión del mercado en China viene atada a una política de distribución de la renta, gradualmente aplicada para sostener el consumo interno: aumento en los salarios (que en 2011 alcanzó un 20%) y en las jubilaciones, mejorías en los servicios y fondos de salud y de sanidad. Medidas que contemplan estimular el gasto, disminuyendo la inseguridad sobre los gastos de sanidad y salud, abreviando las diferencias de rentas entre el campo y la ciudad.

Las políticas de expansión de los mercados contemplan igualmente facilitar la producción industrial, mejorando el acceso al crédito. Comienzan a delinearse cambios institucionales que llevan a la reorganización del sistema financiero, mayor acceso al crédito para las pequeñas y medianas empresas, expansión del mercado de capitales y de las ofertas inherentes a ese mercado, culminando en el futuro próximo con la apertura de la cuenta capital y la internacionalización del remimbi como una moneda de reserva mundial. En China de hoy crece exponencialmente el número de fondos de inversiones extranjeras. Sin embargo, lo que no se sabe es si los mercados fuera de China, Brasil incluido, están listos para la apertura de la cuenta de capital en China. Barry Naughton describe el proceso de reformas de China como un proceso de crecimiento para afuera del plan. Los planes quinquenales de hoy tienen un carácter muy distinguido de los ejercicios de planificación de la economía comandada. Los objetivos ya son trazados partiendo de posibles sinergias entre lo público y lo privado en la transformación del espacio económico.

El 12º plan prioriza grandes objetivos: siete áreas en que capacitaciones deben ser desarrolladas para que China pueda alcanzar la frontera del conocimiento, cambio de régimen energético, medidas socioeconómicas que garanticen mayor y mejor distribución de rentas y una reforma financiera que permita la inversión necesaria para hacer del mercado interno y de la innovación china factores primarios del crecimiento. Como apunta el Banco Mundial en el informe China 2030, China se organiza para tener no solamente su "brand" en la economía verde e innovación en el proceso de producción de bienes y servicios, pero para que las multinacionales chinas puedan expandir mercados por medio de sus propias innovaciones.