En la década del 1980, menos de 10.000. Incluso durante la agitación de los años 1931 a 1951, la inmigración neta pasó de alrededor de 25.000 personas al año. La adhesión a la Unión Europea de Gran Bretaña es una parte indivisible de la historia de la inmigración. "La libertad de circulación de los trabajadores ha de ser asegurado dentro de la Unión", dice el tratado básico de la Unión Europea. Estar en el club significa abrir sus fronteras a todos sus ciudadanos, una población que pasa los 500 millones.

Hace poco más de una década, el primero de mayo de 2004, la UE cambió para siempre, y como consecuencia, el Reino Unido también lo hizo. La UE se expandió hacia el este y esto llevó a 10 nuevos Estados miembros con una población combinada de casi 75 millones, casi todos ellos más pobres que sus fellow europeos occidentales. A diferencia de otros estados occidentales, Gran Bretaña decidió no restringir la entrada de polacos, checos y otros. Ellos son libres de ir allí.

Las estimaciones del Long-Term International Migration de la Office for National Statistics sugieren que alrededor de 713.000 europeos del Este llegaron al Reino Unido entre 2004 y 2012. Sin embargo, incluso ONS admite que es casi seguro que es una subestimación, y la mayoría de los analistas señalan que son cerca de 1 millón. Ellos se unieron a la ya significativa población europea en Gran Bretaña.El Censo de 2011 registró que 2.7 millones de residentes del Reino Unido nacieron en otras partes de la UE. De ellos 1.1 millones procedían de los nuevos Estados Miembros del Este.

Cuando países como Alemania y Francia, finalmente abrieron sus fronteras y los mercados de trabajo al este, hubo predicciones de que el flujo de recién llegados al Reino Unido sería lento. Eso no sucedió. El año pasado, 209.000 ciudadanos de la UE fueron al Reino Unido, en comparación con los 149.000 en 2012. De hecho las llegadas de la UE ayudaron a empujar la cifra neta de inmigración del años pasado a 212.000, destrozando la promesa de David Cameron para reducirlo en "decenas de miles" antes de las elecciones generales del año próximo.

La agitación económica en Europa occidental ayudó a empujar por una mayor inmigración: el número de españoles, italianos y portugueses registrados en los números de las tasas de crecimiento del Seguro Nacional fueron significativas. Pero la mayoría de los recién llegados eran polacos: 111.000 en total, un aumento del 39% en un año.

Otros factores están en juego también. Un gobierno socialista en Francia ha ayudado a dar a Londres una población francesa sustancial, muchos de ellos banqueros que huyen de las altas tasas impositivas. En los distritos londinenses de South Kensington y Clapham, el francés se habla casi tan comúnmente como el inglés; ambos tienen escuelas de lengua francesa en gran medida con exceso de solicitudes. La llegada de los financieros franceses provoca controversia, ya que algunos políticos ven votos en campaña en favor de empleos británicos para banqueros británicos.

En otros lugares, sin embargo, los efectos en el mercado laboral de la inmigración son de gran importancia política. Probablemente, la mayor parte de las muchas cuestiones que plantea la llegada de los ciudadanos de la UE en Gran Bretaña es la siguiente: ¿Los inmigrantes europeos quitan trabajo a los británicos? Si usted escucha al UK Independence Party, la respuesta es un claro Si.

El partido ha basado su campaña para las elecciones de la próxima semana en la premisa de que llevar más trabajadores de Europa a Gran Bretaña es malo para los trabajadores británicos. Entre finales de 1996 y finales de 2012, el número de ciudadanos europeos que trabajan en el Reino Unido aumentó de 420.000 a 1.45 millones. Ese aumento, de 1.03 millones, fue justo antes del aumento de 1.1 millones de empleos nacionales del Reino Unido.

Las encuestas del ONS’s Labour Force también sugieren que las llegada de los europeos son más propensos a estar en el trabajo que los británicos: los visitante de la UE tienen una tasa de empleo del 77,2% frente al 72.4% para los nativos.

De acuerdo con la Organisation for Economic Co-operation and Development, un think-tank internacional, el efecto global de la inmigración es que el déficit del gobierno británico es de al menso 7 billones de libras al año más pequeño de lo que debería ser. Eso es dinero que de otro modo tendría que obtenerse de mayores impuestos y menor gasto. Sin embargo, la generación de riqueza y el crecimiento es una cosa. Su distribución es otra muy distinta.

Los políticos de todos los partidos temen empleados inmigrante enriquecidos y más acomodados, pero empobreciendo a los poco cualificados y mal pagados británicos. Como Ed Miliband puso en 2012, la inmigración era buena para la gente que quería un invernadero barato, malo para personas que construyen invernaderos. La evidencia económica aquí está nublada en el mejor de los casos.

Con la esperanza de arrojar un poco de luz, elHome Office and the Department for Business de este año llevaron a cabo una revisión exhaustiva de la evidencia. Sus conclusiones fueron mixtas y cautelosas. En esencia, se encontró evidencia de que la inmigración no europea cuesta a los trabajadores británicos puestos de trabajo, pero sólo en dos años durante la reciente recesión de 2009 y 2010.

¿Qué pasa con los salarios? Mucha gente sospecha que la inmigración empuja hacia abajo los salarios. De nuevo, la evidencia económica es mixta. Pocos estudios han ofrecido evidencia firme de que los salarios bajan, y algunos han encontrado que los niveles de salarios promedio en realidad aumentan junto con la inmigración -aunque con los beneficios más claramente percibidos por los trabajadores más calificados.

Cameron reconoció que el sistema de bienestar de algunos británicos es un incentivo económico para quedarse sin trabajo. También ha admitido que el sistema educativo de bajo rendimiento significa que algunos jóvenes británicos "no son plenamente capaces" de competir en el mercado de trabajo frente a sus rivales europeos.

Por supuesto, la economía es sólo una faceta del debate sobre la inmigración europea. Incluso, las personas que creen que la inmigración trae beneficios económicos pueden aceptar que también puede tener consecuencias y costos sociales. Después de todo, la repentina llegada de un gran número de inmigrantes en cualquier comunidad casi inevitablemente significaría una disrupción. En Llanelli, en Gales, por ejemplo, la ciudad y sus villas cercanas tienen una población de alrededor de 80.000. En los últimos años, unos 5.000 polacos y otros europeos han llegado. Muchos de ellos trabajando en Crosshands Food Park, un grupo de plantas de procesamiento de alimentos al norte del centro de la ciudad y parte de una industria que se basa en la mano de obra extranjera: el 41% de todos los trabajadores de procesamiento de alimentos son inmigrantes.

En los primeros años después de 2004, muchos de los recién llegados eran jóvenes y solteros y la mayoría hablaba mal o nada de inglés. Keri Thomas, miembro del Labour de Carmarthenshire Council dijo que llevó los problemas en su comunidad. "Traían a la gente a la ciudad, sin examinarlos. No podían hablar inglés, no tenían dónde vivir. Algunos de ellos tenían antecedentes penales, era terrible". Tal fue el malestar local sobre la inmigración que, en 2008, el British National Party ganó un asiento en el consejo de la comunidad en Llandybie en el Amman Valley arriba de Llanelli, algo casi inaudito en el Gales con tendencia de izquierda. Al año siguiente, la tendencia se mantuvo en todo el país. El BNP obtuvo dos escaños en el Parlamento Europeo.

Tales quejas no son exclusivas de Llanelli. Varias fuerzas de policía y diputados han reportado problemas similares de comportamiento antisocial vincularon la llegada de gran parte de jóvenes, hombres solteros. En todo el Reino Unido, otros recién llegados son los responsables de las transgresiones más graves, como alcohol al volante y violencia especialmente frecuente. Hay casi 1.000 polacos en la cárcel en Inglaterra y Gales, más de 1% de la población penitenciaria total.

"El mundo siempre está cambiando, eso es sólo un hecho de la vida. Ninguno de nosotros tiene un problema con la comunidad polaca- que son gente trabajadora, orientada a la familia. La mayoría de ellos no quieren ser asociados con los problemas tampoco".

El movimiento de los números

El número de rumanos y búlgaros que trabajan en Gran Bretaña ha caído ligeramente desde la supresión de los controles de transición en los trabajadores de estos países, según datos oficiales. Un total de 140.000 personas procedentes de dos los Estados miembros más recientes en la Unión Europea estaban trabajando en el Reino Unido durante los tres primeros meses de este año, lo que representa una caída de 4.000 personas desde el último trimestre de 2013.

Estas cifras, dadas a conocer en el Office of National Statistics, muestran las advertencias anteriores del Independence Party del Reino Unido (UKIP), anti-inmigración y otros activistas de una posible afluencia de inmigrantes rumanos y búlgaros tras las restricciones laborales que se lanzaron el 1 de enero. Sin embargo, el temor a una nueva oleada de inmigrantes de la UE se confirma a través de una interpretación año a año de las estadísticas, lo que explica las variaciones estacionales de migración. Comparando las últimas cifras con el primer trimestre de 2013 muestra que el número de rumanos y búlgaros que trabajan en el Reino Unido ha aumentado un 25% -o 28.000- en el año anterior.

Las cifras provienen sólo una semana antes de las elecciones europeas, que se prevé mostrarán una oleada de apoyo para UKIP. Danny Alexander, secretario en jefe del Partido Liberal Demócrata en el Tesoro, dijo que los últimos datos desmienten el alarmismo de Ukip". "Los muy modestos números de rumanos y búlgaros que vienen a trabajar en Gran Bretaña este año está en marcado contraste con la retórica incendiaria de principios de este año", dijo. Pero Nigel Farage, líder de UKIP, dijo que las cifras representan un "gran aumento" en el número de los trabajadores extranjeros que llegan a Gran Bretaña, y señaló que los datos no se muestra dependientes de los trabajadores extranjeros o los inmigrantes que no están en el trabajo.

"Lejos del control de inmigración, este gobierno ha demostrado que no tiene absolutamente ningún control sobre las fronteras de Gran Bretaña y no tiene la intención de poner a los británicos primero", dijo.

Keith Vaz, diputado laborista y presidente del comité de asuntos de interiores de la Camara de los Comunes, sugirió que el gobierno era en parte culpable de la discusión al no producir una estimación para los nuevos estado de la UE. "Al no entender los probables niveles de inmigración corremos el riesgo de aumento de la retórica venenosa y el prejuicio que lleva a la destrucción de todo el debate racional", dijo Vaz. "No debemos tener una carrera armamentística de inmigración".

Académicos del Migration Observatory, con sede en Oxford advirtieron en contra de sacar conclusiones inmediatas. Carlos Vargas-Silva, investigador senior en el Observatorio, dijo que los cambios más recientes "realmente no pueden ser vistos como un resultado del final de los controles sobre las oportunidades de empleo de inmigrantes A2". "Es importante que veamos estos datos por lo que son -un primer paso importante en la compresión de cómo la inmigración A2 está cambiando - pero hasta que tengamos los datos completos para 2014 es imposible alcanzar conclusiones definitivas sobre el impacto del final de las restricciones", dijo Vargas-Silva.