Tres semanas más tarde, el magnate ruso, que amasó una fortuna comprando y vendiendo petróleo y gas natural, apareció en la televisión rusa. No estaba en Rusia en ese momento. Estaba en China. "Occidente nos empuja lejos" dijo. China no. De hechas, las empresas chinas estaban hablando con Timchenko sobre la compra más energía rusa.

"Hay un mercado con un gran potencial en desarrollo en la región Asia-Pacífico", dijo el multimillonario, que cuenta con estrechos vínculos con Vladimir Putin y ha sido llamado como uno de los hombres más poderosos de Rusia. Esta semana, el primer ministro del país fue aún más explícito: "Estamos interesados en la diversificación hoy más que nunca. Por lo tanto estamos implementando soluciones para la exportación de gas y petróleo a los países asiáticos y del Pacífico, en primer lugar en China", dijo Dmitry Medvedev.

A medida que las fisuras globales irradian desde los movimientos de Rusia contra Ucrania ponen en duda el futuro de sus relacione con las potencias occidentales, Rusia está proyectando cada vez más su mirada hacia el este, a una frontera lejana, descuidada durante mucho tiempo. En mayo, se espera que Putin vaya a Beijing a firmar un importante contrato que verá a Rusia destinar vastas cantidades de gas natural a China. Será la sexta reunión entre Putin y el presidente de China Xi Jingping, desde el comienzo de 2013, con Rusia empujando a un "giro hacia el este" que ha adquirido una nueva urgencia repentina a raíz de los movimientos del país en Ucrania, que han obtenido la crítica mundial, y una creciente probabilidad de sanciones punitivas.

El cambio encuentra ramificaciones de largo alcance, vuelve a dibujar los alineamientos geopolíticos y la alteración de los flujos mundiales de energía, un motivo de preocupación para muchos países. Para la economía rusa, Ucrania está creando "una crisis mayor", dijo Vassily Kasin, experto en China con el Centre for Analysis of Strategies and Technologies, una organización de estudios de defensa con sede en Moscú. "Y China se convertirá en el principal socio económico”. Los dos países de hecho "se mueven muy cerca de una alianza", dijo. "Este es un cambio importante".

En las últimas semanas, los líderes bancarios rusos han discutido públicamente la posibilidad de unirse con el sistema de tarjeta de crédito chino UnionPay -el tercero más popular en el mundo- como una alternativa a Visa y MasterCard, en medio de preocupaciones de que serán excluidos de los sistemas de pagos occidentales. Las empresas rusas están explorando formas de utilizar los mercados públicos chinos sobre las alternativas occidentales. La comunidad de defensa de Rusia cree que las ventas de aviones de combate altamente sofisticados y submarinos a China son cada vez más probables.

Ese movimiento es la comprensión de una nueva urgencia de que, a pesar de que las sanciones son limitadas por el momento, existe el riesgo de que la comunidad internacional va a imponer un estrangulamiento más grave en Rusia. "Las posibilidades de que el aislamiento de Occidente son un riesgo real que Rusia tiene que tener en cuenta", dijo IIdar Davletshin, analista de petróleo y gas, en Moscú, para Renaissance Capital.

Los lazos entre los dos países han fortalecido de manera constante en los últimos años. Actualmente, China constituye aproximadamente el 10% del comercio de Rusia, más alto que cualquier otra nación individual (aunque los países de la zona euros son, en conjunto, aproximadamente cuatro veces mayor).

En los últimos 12 meses, Rusia ha dado señales de una voluntad de ir más allá, ya que el país se abre a algunas de sus joyas de la corona a la propiedad china.En octubre, la empresa de petróleo y de gas Rosneft firmó un joint-venture 51-49 con China National Petroleum Corporation para explotar por petróleo en Siberia del Este, cuyas reservas se podrían utilizar para alimentar a los autos chinos. En junio pasado, CNPC también tomó una participación del 20% en Yamal LNG, un desarrollo gigante de gas natural del Ártico que sigue siendo perseguido por Novatek, otra empresa grande de Rusia.

Otros indicios apuntan a un amplio ascenso en los negocios entre los dos países. El comercio directo entre el rublo y el yuan chino se inició a finales de 2010. En ese momento, el Micex exchange ruso dijo que espera que tres millones de yuanes cambiarán de manos a diario.Para el pasado junio, se había elevado a 34 millones de dólares al día, con un pico en un sólo día, en julio de 2013, de 55 millones (acerca de 9.4 millones de dólares en ese momento).

Se trata de un cambio importante para Rusia, que ha tratado siempre a China con recelo, por temor a que también termine alineando estrechamente con China haga que Moscú se haga efectivamente un "junior partner" de Beijing, dijo Bobo Lo, un académico británico que ha pasado décadas estudiando las geopolíticas y las política exterior de Rusia. Aunque las tres cuartas partes de su territorio es geográficamente asiático, Rusia tradicionalmente ha visto a sí mismo como un poder en gran parte de Europa, con el fin de la historia poco clara en sus tenencias del este. El zar Alejandro II vendió Alaska en 1867, y Joseph Stalin vio en Siberia una tierra adecuada para los campos de trabajo y poco más.

La relación de Rusia con China, también, ha sido a menudo incómoda. Rusia envía la madera, los metales y otras materias primas a China a cambio de bienes manufacturados. Es, para China, una relación mucho "como lo han hecho con los países en desarrollo en África y América Latina", dijo Lo. Para Rusia, que es "psicológicamente un poco humillante. Se trata de ser muy difícil un apéndice de las materias primas a un país que se sintió superior a la mayor parte de los últimos 300 años", dijo.

Rusia también tiene que superar los esfuerzos de Estados Unidos para limitar la expansión de su alcance en Asia. En ecos de una nueva Guerra Fría, los diplomáticos estadounidenses están trabajando activamente para aislar a Rusia, un esfuerzo que implicará solicitar que China, también, haga retroceder al Kremlin. Esta semana Washington y Tokio emitieron un comunicado conjunto diciendo que "están consultando acerca de nuevas medidas contra Rusia por su conducta deplorable" en Ucrania, una señal de que el lobby de Putin en Japón, al que Rusia también quiere vender más gas, pueden tener dificultades para ser exitosa.

China, por su parte, ha mostrado su voluntad de mantener a Rusia en cierta distancia. En otoño pasado, Xi viajó a Turkmenistán, Kazajstán, Uzbekistán y Kirguistán. Firmó una serie de acuerdos que van a ver un mayor flujo de energía de Asia Central a China. El viaje también vio acuerdos sobre los intercambios culturales y político que sugieren una relación más profunda con la región. China, habla rutinariamente de traer de vuelta la vida a Asia Central con la "Ruta de la Seda", el corredor comercial que es una andanada geográfica a Rusia, con sus propias ambiciones para actuar como un puente entre Asia y Europa. Mientras Rusia se dirige a China, la propia China se está moviendo en silencio para desplazar a Rusia en partes de su territorio tradicional. El Centre for Eastern Studies, con sede en Varsovia, observó que "China ha sustituido a Rusia como patrona y principal sponsor en Turkmenistán".

Culturalmente, también, hay una disonancia entre Rusia y China: los abogados cien que los negocios entre los dos tienden a ser negociados en inglés y consumados en dólares estadounidenses. Pero Timchenko, el magnate de comercio de petróleo, dijo que quiere intercambiar gas ruso por yuanes chinos. Y Rusia y China están ahora "cerca de un acuerdo" en un importante acuerdo de gas largamente buscado, los medios rusos citaron recientemente Arkady Dvorkovich, vice primer ministro.

La conclusión del acuerdo podría servir como una señal inequívoca de una relación cambiante. Durante la última década, China y Rusia han acordado siete veces las líneas básicas del acuerdo. Cada uno ha fracasado, en medio de las disputas sobre el precio y el papel de las empresas chinas podría tener en la construcción de las tuberías y la extracción de gas que realizarán. En esta instancia, si estos temas están cerca de una resolución, es un proyecto disruptivo con un masivo pricetag. Si China está dispuesta a comprar el gas, Gazprom ha esbozado un plan de casi 40 billones de dólares para desarrollar el campo de gas en Siberia oriental y sentar los 4.000 kilómetros de tubería, capaz de transportar 61 billones de metros cúbicos de gas por año.

El rendimiento en la tubería de 1.4 metros de diámetro sería equivalente a un tercio de toda la producción de Canadá el año pasado. Algunos podrían ser exportados en forma de GNL a otros países asiáticos, como Japón y Corea. Pero 38 billones de metros cúbicos irían a China, que el año pasado importó 53 billones de metros cúbicos de todos los demás países, Turkmenistán el primero entre ellos. En 2012, Rusia exportó sólo 0.51 billones de metros cúbicos a China. "Por el momento, la mayor parte de los ingresos por la venta de gas de Gazprom está en Europa -alrededor del 55% proviene de Europa, mientras que Asia representó sólo el 6% en 2013", dijo Geoffroy Hureau, secretario general de Cedigaz, una asociación que reúne estadísticas mundiales de gas natural, con sede en Paris. "Pero hay una fuerte voluntad política del Kremlin para aumentar las ventas de gas a Asia del 6% a más del 30% para 2035".

Implícito en estos planes son un desafío para el resto del mundo. Si Rusia tiene éxito, se desplazará el suministro de gas de otros países dispuestos a vender a China. Los académicos y analistas financieros dicen que es lógico reducir los precios en el comercio de gas natural licuado por 2 dólares el millón de BTU, un desafío directo a la rentabilidad de los posibles proyectos de exportación alrededor del mundo.

El acuerdo no significará necesariamente hacer morir de hambre a Europa de gas. Los campos de Siberia oriental son grandes descubrimientos, pero están desconectados de aquellos más al este que suministran a los consumidores occidentales. Gazprom ha, de hecho, también establecido planes para impulsar su cuota de mercado europeo en un 25% durante los próximos 15 años, si bien esas perspectivas han crecido decididamente los líderes de la UE tratan de dejar de depender del gas ruso.

Las vastas extensiones sin límites de Siberia oriental, sin embargo, ofrecen todo tipo de oportunidades para obtener ganancias entre Rusia y China.Fluyen reservas subterráneas de petróleo, gas y minerales en ríos indómitos que podrían bombear grandes volúmenes de energía hidroeléctrica de China. Es cuestión de no poco interés para Beijing, ya que busca maneras de liberarse del smog en las ciudades, un argumento que también favores un comercio de gas entre China y Rusia. "En muchos sentidos, Rusia y China se parecen a Canadá con Estados Unidos", dijo Peter Hartley, profesor de economía de la Universidad de Western Australia que ha escrito extensamente sobre economía de la energía y ha ayudado a desarrollar un modelo global de los flujos de gas natural y economía. "Hay un gran potencial".

Pero, dijo que los problemas de confianza que históricamente han separado a Rusia y China -las dos partes intercambiaron fuego en fechas tan recientes como en la década del 60- son reales. Observando las tácticas de Putin en Ucrania, donde ha demostrado afán de usar la energía rusa para servir a sus intereses políticos, es poco probable que China pase mucho consuelo. Hay, pues, una cierta ironía sobre los movimientos de Rusia en Ucrania: a pesar de que el Kremlin se impulsa al este, también puede hacer que sea más difícil hacerlo. “¿Quiere realmente Beijing tener una deuda de energía con un tipo como Putin que puede cerrar el grifo en cualquier momento?", preguntó Hartley, "yo no lo creo".

Relaciones Estados Unidos-China matizadas

Durante la reciente visita del secretario de Defensa estadounidense Chuck Hagel a China, él y su homologo chino, el general Chang Wanquan, acordaron mejorar las relaciones militares, incluyendo la intensificación de los ejercicios militares conjuntos, un nuevo diálogo army-to-army, sobre la seguridad Asía-Pacíficoentre los oficiales de defensa de alto nivel de ambos países.

Estos acuerdos fueron contrastados por el re-énfasis del secretario Hagel que dijo que Estados Unidos tiene la intención de mantener sus obligaciones de seguridad vis-à-vis con sus aliados regionales de Asia, y los comentarios del general Wanquan que dijo que "el ejército chino puede montar cualquier batalla, luchar y ganar". También señaló que China "no haría ningún compromiso, ninguna concesión, ningún tratado" en su disputa con Japón.

Mientras que la visita de Hagel no resolvió ninguna de las cuestiones pendientes entre la República Popular y Estados Unidos (por ejemplo las disputas territoriales en el South China Sea, Taiwán, el programa de misiles de Corea del Norte, el ciberespionaje, etc.), indica que Estados Unidos está en la búsqueda activa de distensión con Beijing. El viaje del secretario de defensa fue un contrapeso diplomático a la visita de Obama a Asia por estos días y la intención de apaciguar el temor de China de cerco por los aliados estadounidenses.

El deseo de Estados Unidos por una bajada de la escalada de las tensiones se ha vuelto más aguda debido al deterioro desenvolvimiento de las relaciones diplomáticas con Rusia, bajo la dirección de Putin sobre Ucrania, Según The New York Times, la administración Obama ha "cancelado a Putin" y está aplicando la concepción de "un nuevo enfoque de largo plazo para Rusia donde se aplica una versión actualizada de la estrategia de la contención durante la Guerra Fría". Estados Unidos propone hacer mediante la creación de "un consenso internacional contra Rusia, incluyendo incluso a China, su partidario en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas". Sin embargo, esto parece ser poco probable.

Con Rusia y Estados Unidos obligados a adoptar un tono más conciliador hacia Beijing, el verdadero ganador del actual enfrentamiento entre Estados Unidos y Rusia sobre Ucrania ha sido China. Mientras que la relación Estados Unidos-China se han enfriado, las relaciones Beijing-Moscú se han calentado. El Ministro de relaciones Exteriores ruso, Sergei Lavrov, visitó Beijing este mes y se reunió con el ministro de relaciones Exteriores chino, Wang Yi, y el presidente Xi Jinping, este último indicando que las relaciones entre China y Rusia "están en su mejor momento" y "tienen un papel insustituible en el mantenimiento de la paz y la estabilidad del mundo".El Ministro de exteriores chino golpeó con el mismo tenor llamando a lazos entre las dos naciones "que cuenta con una relación importante con el más alto nivel y la mayor importancia estratégica".

Además, en momentos en que Vladimir Putin ha sido condenado al ostracismo en la esencia de los círculos diplomáticos occidentales, el presidente ruso visitará China en mayo y asistirá a la"Conference on Interaction and Confidence Building Measures in Asia," un foro internacional en el que está incluido Estados Unidos pero sólo como Estado observador. A través de los años, tanto China como Rusia han promovido activamente tales organizaciones regionales como el Shanghai Cooperation Organization (SCO), que enfatiza la cooperación económica y militar entre los estados miembros (Estados Unidos aplicó con el status de observador en 2006, pero fue rechazado).

Sin embargo, a pesar del reciente acercamiento entre China y Rusia, las tensiones entre las dos potencias siguen siendo -las exportaciones de las que sin duda tienen en cuenta en la reciente visita de Hagel a China. Por ejemplo, China está reemplazando activamente Rusia en Asia Central como el principal socio comercial de la región. En 2012, todas las naciones de Asia Central -con la excepción de Uzbekistán- se cotizaban más con China que Rusia, un hecho que ilustra dolorosamente declive de la nueva superpotencia. Rusia tiene también -en oposición directa a Beijing- el apoyo de Vietnam con respecto a la exploración de energía en el South China Sea e intensificó la cooperación militar con el estado del sudeste asiático. Del mismo modo, Rusia se ha mantenido en silencio sobre otras disputas territoriales que involucran a China en el South China Sea se niegan a tomar partido.

Es por eso, que la idea de Vladimir Putin de una Unión Euroasiática está destinada a equilibrar el poder chino como mucho ya que está destinado a equilibrar la influencia de la OTAN en Europa Oriental.

Sin embargo, lo que seguirá para unir a ambos países en un futuro próximo es una creencia compartida en la hostilidad innata del sistema internacional dominado por Estados Unidos hacia sus supuestas ambiciones legítimas como grandes potenciales. Dentro de este entorno internacional hostil supuesto, los sistemas de alianzas de Estados Unidos en Europa y Asia se están amplificando en un sentido inherente de la inseguridad, tanto en Beijing y Moscú. Si bien esto es una idea abstracta, esta percepciones una fuerza poderosa en ambas naciones y no debe ser subestimada. En consecuencia, la visita a China del Secretario Hagel y del presidente Obama a Asia ilustran el acto de equilibrio que la política exterior americana en la región quiere asegurar a los aliados de que Estados Unidos estará junto a ellos en un futuro conflicto con China, al mismo tiempo que aplaca los temores chino de contención estadounidense y la prevención de una profundización de las relaciones entre China y Rusia.