China prohibió la tortura en 1996, pero activistas y abogados defensores dicen que policías no preparados a menudo abusan de los detenidos para conseguir confesiones. La sentencia del Tribunal Superior Provincial de Sichuan indica que las pruebas obtenidas mediante tortura, coerción o artimañas no serán aceptadas como base para presentar cargos. Su sentencia fue pronunciada ayer y recogida por la web de un diario gestionado por la oficina de la fiscalía estatal.

Según esta información, se trata de la primera vez que un tribunal de apelación chino sentencia explícitamente en contra de las pruebas obtenidas mediante tortura.

Precisamente también ayer, el ex guardia de seguridad She Xianglin fue exonerada un un nuevo juicio tras la reaparición de la mujer que había sido acusado de asesinar. She afirma que la Policía le privó de dormir durante diez días hasta que firmó documentos declarándose culpable del asesinato. "Se ha hecho justicia", dijo She, según el 'Diario de la Juventud' de Shanghai. El nuevo juicio a She fue ordenado este mes después de que su mujer, Zhang Zaiyu, volviera a su ciudad natal para visitar a la hija de la pareja.

She fue condenado tras la desaparición de Zhang en 1994 y el descubrimiento del cuerpo de una mujer en descomposición en la misma localidad. El hombre fue condenado y sentenciado a la pena capital pese a la falta de pruebas de ADN o otras pruebas de que el cuerpo era el de su mujer. Su castigo fue reducido en apelación a quince años en prisión.

El abogado de She, Zhang Chengmao, citado por la prensa oficial, dijo que planea pedir 10 millones de yuanes (940.000 dólares) en compensación en virtud de la legislación china. Un examen médico ha determinado que She sufre problemas de visión y de espalda. Según la prensa, los implicados en la detención, el interrogatorio y la condena de She están siendo investigados.