Los mandatarios europeos acudían a la cita dispuestos a aceptar la vieja reivindicación de la Comunidad Andina de Naciones (CAN), pero se encontraron con que los cuatro miembros restantes en ese bloque, tras el abandono de Venezuela, ya no mantenían una posición unánime. Mientras Perú, Ecuador y Colombia reclamaban la apertura firme de negociaciones en Viena, el nuevo Gobierno boliviano pedía un compás de espera hasta aclarar el futuro de la CAN.

Con el apoyo de los europeos —especialmente de la presidencia austríaca de la UE—, Perú, Ecuador y Colombia lograron convencer a Bolivia. Sin embargo, el presidente Morales dejó en claro que su gobierno no quiere un TLC, “del que se aprovechen las transnacionales”, sino un “comercio entre pueblos”.

“Queremos comercio con Europa, pero comercio para los pueblos, para las víctimas de los saqueos económicos (...). Pero si hablamos de un Tratado de Libre Comercio, se aprovecharán algunas transnacionales, eliminarán a los pequeños productores, y más latinoamericanos emigrarán a Europa”, sostuvo.

En cuanto a las dudas de Bolivia sobre el acuerdo, el texto de la Declaración de Viena suscrita ayer advierte que “la CAN y la UE acuerdan celebrar todas las reuniones necesarias antes del 20 de julio del 2006 para clarificar y definir las bases de una negociación que permitan una total participación de las partes”.

Si la posición de Bolivia está lejos de ser clara, un gesto al final de la sesión plenaria levantó una ola de aplausos entre los líderes: el abrazo de Toledo a Evo Morales antes de iniciar su discurso de cierre. Aunque, más tarde, ante la prensa, Morales calificó de “payasada” ese gesto.

Toledo envió un “abrazo integrador” a su “amigo” Hugo Chávez, quien ya había abandonado la reunión.